Un instante de Certidumbre: Gautier, el novelista

Manuel Salvador Gautier merece un estudio especial en el marco de  la novelística dominicana de todos los tiempos. Isael Pérez, poeta y editor, nos facilita el inicio de la investigación con la publicación de Un Instante de Certidumbre, trabajos&#823

Manuel Salvador Gautier merece un estudio especial en el marco de  la novelística dominicana de todos los tiempos. Isael Pérez, poeta y editor, nos facilita el inicio de la investigación con la publicación de Un Instante de Certidumbre, trabajos críticos de autores  acuciosos que profundizan en la creación literaria del escritor y arquitecto, en una labor sostenida desde la publicación de su tetralogía Tiempos para Héroes, en 1993, Premio Nacional de Novela de ese mismo año.

Sorprende a los críticos que en un país tan rezagado en su producción de novelas hasta el año de su estreno como narrador, Gautier, con 63 años entonces, se impuso frente cualquier prejuicio de tipo generacional, siendo recibido como un exitoso joven novelista en el “parnaso” dominicano. Y ya va por catorce novelas, la mayoría premiadas aquí y en el extranjero.

Bruno Rosario Candelier, crítico exigente y metódico, tras reconocer en Gautier al buen novelista, resalta su cosmovisión y fundamento conceptual, hurgando en las motivaciones que lo empujan a producir sus novelas. Hace un paralelismo del autor con lo que ha sido el tardío despertar de la novelística dominicana.

Sus obras Serenata, Balance de Tres, El asesinato de las lluvias, Un árbol para esconder mariposas, Dimensionando a Dios, Tres cosas te ofrezco, Gautier visto por Gautier, La Fascinación de la Rosa y El Misterio de la corbata verde, reciben el juicio crítico favorable  de escritores como José Alcántara Almánzar, René Rodríguez Soriano, Juan Freddy Armando, José Mármol, Juan José Ayuso, Miguel Collado, María del Carmen Prosdocimi, Fernando Cabrera, Chiqui Vicioso, Carlos Fernández Rocha y Rafael Peralta Romero, entre otros.

Coincidimos con los que, como Rosario Candelier, descubren, junto a la calidad literaria, el afán humanístico de Gautier, quizás inconscientemente, de resaltar en sus protagonistas la capacidad de imponer sus condiciones morales y espirituales por encima de las vejaciones en medios donde imperan la mezquindad y la villanía: la resiliencia de que hoy nos habla la psicología.

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