Conversar con José Oviedo, conocido como El Gordo Oviedo, es sencillamente fascinante. La cantidad de situaciones que giran en torno a su vida se constituyen en relatos que, definitivamente, vale la pena escuchar y representan una gran satisfacción poder compartirlos con los lectores.
Desde el primer momento, llama la atención su simpatía, su trato amable y la forma en que, sin reservas, cuenta su historia. Desde muy joven despertó su conciencia política, y no era para menos, su padre era funcionario público, pero cuando decidió transitar por el camino de la política, lo hizo por un camino totalmente diferente al de su progenitor.
1. Llegada a este mundo
Mis pasos por este teatro de la creación, que es la tierra, comienzan con mi nacimiento el 20 de marzo de 1945 a las 9 y 45 de la noche en la Clínica Dr. Elmúdesi.Era un edificio gris que quedaba al lado del parque Duarte, donde se reunían los jóvenes. Ahí nací, bajo los cuidados del doctor Jaime Jorge, un señor que prolongó su existencia en este país por más de nueve décadas.
2. Sus padres
Mis padres fueron dos personajes. Mi padre, José Ernesto Oviedo Batista, era uno de los de la saga de los Oviedo Batista de Azua. Mi padre fue funcionario público a diversos niveles, fue políticamente un hombre conservador y muy solidario con su hijo, un hijo que le causó muchos problemas. El cargo más alto que tuvo cuando Trujillo fue el de Gobernador de Azua, lo que me llevó a vivir un año en la provincia de Azua. Mi madre, Bethania Landestoy Pimentel, fue de las primeras farmacéuticas graduadas en este país, cuando eso, no eran licenciadas, sino doctoras. Fue la hija única del matrimonio de dos banilejos, José María Landestoy Garrido y Arielina Pimentel.
3. Los estudios y su abuelo
Mi tránsito por las escuelas desde mis inicios fueron en el ‘Kindergarten de Los Angelitos’, aún conservo un boletín de notas de ese colegio, gracias a la dedicación de mi madre por guardar los recuerdos de sus hijos, y aun tengo uno de esos libros que se llaman recuerdos del bebé de Los Angelitos; recuerdo a la directora y los ojos preciosos de una niña, que yo he borrado el nombre, pero que a cada rato se me aparecen, parece que eso cuando chiquito a uno se le graba en la memoria. Después yo pasé al Colegio de La Salle. Mi abuelo era quien costeaba todo lo que tenía que ver con mi educación, pero a cambio yo tenía que rendirle un informe pormenorizado de mis notas. Cuando mis notas eran malas, el señor sacaba un estilete de un bastón que tenía, me arrodillaba, y me daba por la parte trasera de las piernas. Siempre he dicho que es el único hombre al que yo le he tenido miedo. Yo tenía que ir a su casa con mi mamá a llevarle las notas. Pero así como él me castigaba, sabía premiarme también. Antes de cumplir 15 años, cuando pasé de la intermedia al bachillerato, mi abuelo me regaló una casa, la casa donde nosotros vivimos la mayor parte de nuestro tiempo, con mi papá y mamá y mis dos hermanos, solamente me queda una hermana, mi otro hermano murió. Ese fue un regalo de mi abuelo por pasar de curso. Yo era su primer nieto. En los últimos años de vida de mi abuelo, él se retiró a vivir solo en una casa por Villa Francisca.
4. Polos opuestos
Mi papá era la antítesis mía en la política, pero era mi papá y yo era su hijo. Siempre he dicho que si a mí se me hubiese presentado, en el período de la transición, el mismo dilema que se le presentó a Luis Ibarra Ríos, un compañero del 14 de Junio que fue líder estudiantil, y que murió en la guerrilla del ‘63, un grupo de ‘turberos’ del Consejo de Estado que fueron a atacar la residencia de su papá y él les disparó con una escopeta a la turba y por eso lo acabaron, yo hubiese hecho lo mismo por mi papá. Mi papá era el hombre que entregaba todos los fines de semana los certificados de propiedad que asentaba la Reforma Agraria de Joaquín Balaguer. Cuando a mí me implicaron en el asalto al camión de pago de la Lotería, como parte del 14 de Junio, por el año 66 ó 67, a mi papá se lo llevaron dos semanas preso, para presionarlo hasta que yo apareciera, y me las ingenié para hacerle llegar un mensaje que decía: “Te quiero mucho”.
5. El despertar
En el año 1959, cuando la expedición del 14 de Junio, ya yo estaba en el bachillerato , y yo iba a la escuela con una gorra que decía: “Viva Trujillo”, y en un recreo, después de la expedición, Salvador Marra, que fue secretario de Industria y Comercio cuando Salvador Jorge Blanco, y José Amado Camilo, uno que llegó a ser senador, me quitaron la cachucha y me la tiraron al suelo y me dijeron: “Oye, mardito gordo, ¿tú no sabes que Trujillo es un asesino, un ladronazo?”. Llegué a mi casa, estábamos comiendo y le dije a mi papá: “Papá, ¿es verdad que Trujillo es un asesino?, ese hombre saltó de la silla, pero yo veo que mi mamá, en vez de tener esa reacción, se sonríe. Yo interpreté su sonrisa como una confirmación de lo que yo había preguntado. Después de eso fue que nombraron a mi papá, Gobernador de Azua. Pero ya yo tenía bien claro lo malo que era Trujillo. Cuando llegué a Azua, lo primero que hice fue inscribirme en el Comité Municipal del 14 de Junio en Azua, en la oficina del señor Fernando Ciccone, me juramentó el doctor Enrique Carrasco.
6. Delegado en París
Mi última posición en el 14 de Junio fue la de delegado en París. Llegué a París con 23 años de edad, sin saber un carajo de francés y un amigo mío francés me dijo que “la mejor manera de aprender francés es de boca a boca con una amiga”. No me inscribí en ninguna escuela, me llevé de su consejo. Ahí tuve una experiencia de vida que a mí me habría gustado haberla tenido por lo menos a los 35 años, porque la hubiera aprovechado mejor, pero no me arrepiento. Fue uno de mis mejores períodos, duró un año y medio. El 14 de Junio tenía un apartamento en París y teníamos una subvención de dos países amigos, de 300 dólares. Una de esas contribuciones, la mayor, era el fruto del pago que hacía una agencia de noticias internacionales a un periodista dominicano que era miembro del 14 de Junio y que está muy activo, Pedro Caba. Él donaba a la delegación del partido en París el sueldo que recibía como corresponsal. Un gesto muy bonito.
7. En Brasil
Fui Ministro Consejero, nombrado por el presidente Hipólito Mejía y confirmado por Leonel Fernández, y después de cuatro o cinco años desempeñando ese cargo, en una visita oficial que hizo el presidente Fernández a Brasil, yo ya había tenido algunas recaídas en mi salud, entonces le dije al Presidente que ya tenía problemas de edad y de salud, y le dije que yo estaba en una edad, que se va más a los velorios que a los cumpleaños, y yo esa parte de mi vida la quiero pasar en mi país. Entonces me comunicó que había decidido transferirme para acá al cargo de Embajador Encargado de los Asuntos del Mercosur en la Cancillería.
8. Grandes amigos
He cultivado grandes amistades a través del foro y de mi trabajo internacional. Desde mi trabajo como delegado del 14 de Junio en París hasta la fecha, mi prioridad en el trabajo han sido las relaciones internacionales. Eso me ha permitido hacer amigos, como con Lula. Soy un político profesional. Eso me ha permitido conocer a la mayoría de los presidentes que actualmente están o que han estado en el poder, como Pepe Mujica, Lula, Cristina Fernández, Michelle Bachellet, Mauricio Funes y a su esposa, Daniel Ortega. El trabajo internacional es el que me ha permitido establecer estas relaciones.
9. Revelaciones
Narciso Isa Conde está a punto de publicar un libro de sus relaciones con Caamaño y Cuba en los años que él estuvo residiendo en Cuba, en el que afirma que hay muchas revelaciones, incluido el texto de un acuerdo entre el PCD y Caamaño y una carta de él a Fidel Castro. Según lo que yo interpreté de esta conversación con Narciso, hay algunos mitos creados por algunos participantes en la guerrilla, de los sobrevivientes, porque los muertos no pueden hablar; si pudieran, matarían a los dos sobrevivientes. Son dos mitómanos. Narciso dice que van a quedar muy mal parados con esta publicación.
10. Separado y con dos hijos
En el año 1992 se separó de mí la madre de mis hijos, una mujer excepcional, Olga Luciano. Ella fue dirigente estudiantil junto con Roberto Santana. Ella es ingeniera. Tuvimos dos hijos: José Carlo y Lilia Virginia, que son lo que su padre debió ser cuando era joven, músico y artista. Mi hijo es músico y dueño de un bar de jevitos, y mi hija es fotógrafa de pasarela. Solo espero que ya me den nietos, aunque ellos parece que no están por eso. En diciembre los reuní y les dije: “Oigan bien lo que les voy a decir, si ustedes no le dan a su padre un par de nietos este año, su papá les va a dar un hermanito”.
Los pecados de la izquierda en el país
El pecado original de la izquierda dominicana es fijar políticas y líneas de actuación a partir de sus deseos, no de la realidad. Ese es su pecado original. Le reconozco mucho valor a los compañeros de la izquierda, pero básicamente este es el discurso de la izquierda: “el país está mal en todos los sentidos, aquí en vez de avanzar hemos retrocedido, el país marcha hacia una dictadura de un solo partido, dentro de poco tendremos una dictadura constitucional, el peligro principal de este país es el PLD y el presidente Fernández”. Ellos repiten constantemente ese discurso y asumen que esta es la realidad total del país y no estudian los cambios que se han producido en la sociedad dominicana en los últimos 50 años, no sólo en los gobiernos del PLD, sino desde el momento mismo de la transición de 1960. Fíjate que entre el 60 y el 65 es el momento de las convulsiones, del golpe y el contragolpe, huelgas generales, matanzas. Ese es un período lleno de sangre. Del 66 al 78, te encuentras con los 12 años de Joaquín Balaguer y ves el esfuerzo de una contrarrevolución triunfante, tratando de imponer un modelo a la sociedad, que si bien tuvo el aspecto terrible de la represión, la perversión de las elecciones a través de un aparato reeleccionista, que le garantizaba eternizarse en el poder, tuvo la otra cara, de un modelo desarrollista conservador, que hizo la primera transformación de lo urbano en la República Dominicana y atenuó el éxodo del campo hacia la ciudad, que creó una nueva movilidad social. Si tú no estudias esos cambios, no puedes hacer política con sentido de propuestas. El segundo pecado es la no comprensión de un principio elemental de la dialéctica, que es la unidad de los contrarios, la contradicción es universal, todo se basa en una unidad y lucha de contrarios; ahora, el antagonismo en la contradicción, es un momento de la contradicción, en la izquierda no, desde que tienen una diferencia de este tipo, se hacen enemigos.
Político
“La política sigue siendo mi prioridad. Aunque no tengo participación partidaria, ahora colaboro con las Secretarías Internacionales del PLD”.
Lula
“Encontré en Lula las palabras que yo quería oír desde hace tiempo, de los labios de un militante de la izquierda, con éxito en la política”.
