Visitar el futuro y regresar aterrado

La ciudad tiene una topografía mucho más interesante que la de Santo Domingo. Hay un contraste entre la parte baja y las colinas, mucho más frescas. Siendo así, una suave brisa refrescaba aquel mediodía.

La ciudad tiene una topografía mucho más interesante que la de Santo Domingo. Hay un contraste entre la parte baja y las colinas, mucho más frescas. Siendo así, una suave brisa refrescaba aquel mediodía.La anfitriona, de ascendencia europea, era delgada, con cabellos canos, de una discreción y suavidad natural. Ella me mostró la vista desde aquella casa localizada en una colina muy alejada del bullicio, el sudor, el polvo y la agitación de la ciudad baja. La vivienda, tenía un diseño abierto y a la vez cálido debido al uso de la madera. El jardín tenía innumerables frutales, de cuyos frutos disfrutamos durante el almuerzo.

Terminado el almuerzo, caminamos por la propiedad y pronto entendí el interés de mi anfitrión en que contemplara unos viejos cañones de un navío, hundido hacía siglos. Era hora de regresar a mi hotel. Me monté en la parte delantera del todoterreno junto al chofer, mientras el matrimonio iba en la parte trasera.

Al abrir el portón y el vehículo girar a la derecha, mi mirada se centró en una mujer aplastada haciendo sus necesidades en plena calle, justo frente al portón.
Aquella imagen me resultó chocante e inolvidable y me llevó a una reflexión que continúa al día de hoy. ¿Qué sentido tiene la vida ? ¿Cómo se puede convivir con la mayor miseria tocando a tus puertas? Una miseria tan prevaleciente que  resulta inescapable, por más aislado que construyas tu pequeño refugio familiar. ¿Qué sentido tiene el dinero? ¿Acumular dinero es un fin tan importante, que poco importa que la miseria que te rodea degrade tu vida?

Cuando regresé a mi casa, mi esposa me hizo la pregunta usual: “¿Cómo te fue?” “Mejor clase media en Santo Domingo, que rico en Haití,” le contesté. Era una reflexión sobre la vida que deseaba continuar viviendo. En ese momento no pensé en los demás. Es muy humano, todos pensamos en nosotros primeros …Y quienes afirman lo contrario, generalmente son hipócritas, además de egoístas….

Pero mi reflexión continuó : ¿ Ese aterrador presente es el futuro que le depara a la República Dominicana? ¿Qué llevó a ese pueblo a tan cruel desesperanza? ¿Es que nadie se apiadó de él? Nunca imaginé que en mi madurez terminaría luchando para que ese deterioro social no nos arrope. Se nos acusa de racistas.
¿Racismo? ¿Intentar evitar que nuestro pueblo se hunda en  esa misma miseria y desesperanza?

Otros son indiferentes  a estos asuntos, pues desean  continuar beneficiándose de una mano de obra miserable, que  perjudica al pueblo dominicano. Además, calculan  que pueden continuar sus vidas sin que semejante miseria, y la  degradación que envuelve, les afecte. Aquí hay demasiados resorts aislados… Y es que no han tenido la experiencia, ni poseen la imaginación moral para descubrir el aterrador futuro que les espera.

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