El divorcio y sus efectos sobre los hijos

Los divorcios, todos, constituyen una ruptura dolorosa por las pérdidas que implican, porque se ve alterada la rutina, no solo de la pareja, sino también de los hijos, quienes se ven confinados a vivir con uno de sus padres. “Hay divorcios…

Los divorcios, todos, constituyen una ruptura dolorosa por las pérdidas que implican, porque se ve alterada la rutina, no solo de la pareja, sino también de los hijos, quienes se ven confinados a vivir con uno de sus padres.

“Hay divorcios donde los padres pueden realmente llegar a ciertos acuerdos, y aun así, resulta inevitable que los niños se sientan mal por un tiempo. Sufren los daños normales de un divorcio ya que es una separación que causa problemas iniciales, pero que bien manejados pueden ser superados”, explica Silvia Imbert Brugal, psicóloga infantil. Dice que cada vez hay más padres que tratan de llevar esos acuerdos durante el proceso de divorcio, aunque no siempre se logra.

En ese sentido, asegura que el aumento de esos divorcios dañinos es grande, aunque no está edificado, pero “sí hay estadísticas que sostienen que un 60 % de niños de padres con divorcios dañinos tienen una educación inferior a sus padres, porque comienza a afectarse la parte de manutención , la alimentación se lacera y los padres comienzan a manipular y a querer tener poder a través de lo económico. Es un recurso que se utiliza mucho”, subraya la experta.

El divorcio dañino es un problema entre los adultos y generalmente se da cuando uno decide divorciarse, “pero no aplica ese divorcio y continúa a través de un vínculo dañino utilizando a los hijos. La utilización no es una forma de amar en ningún momento. Ese niño utilizado posteriormente puede generar un problema de amor con su pareja, con su trabajo y en sus futuras relaciones”, amplía.

Algunos padres, durante el proceso de divorcio, suelen querer dañar a su ex pareja y no miden, en lo absoluto, las consecuencias que pueden generar en sus hijos. “Los niños son muy egocéntricos porque tienen una capacidad mental muy concreta. El niño no tiene la capacidad mental de conocer la abstracción. Hay que enseñarle de manera concreta, por eso cuando unos padres se divorcian el niño piensa que es su culpa. Y no necesariamente es porque se le haya dicho eso, obedece a ese pensamiento concreto y egocéntrico del niño”, así lo interpreta Liliana Trueba, psicoterapeuta infantil, psicomotricista terapéutica y terapista de psicomotrocidad, del Saint Michae’s School.

Y es que son entes sociales y aprenden a través de la observación de la conducta. “Los niños imitan comportamientos y si los padres están en discusión verbal o física esa conducta la asume como algo normal y la adopta como algo normal. Lo cotidiano es lo común. Es probable que la vaya a repetir”, comenta.

Una situación complicada
Cuando hay agresión, manipulación y abusos, el niño llega a desear el divorcio de sus padres. “Si uno de la pareja es sometido por la otra, la dinámica que se produce en el hogar no es sana. Entonces ellos se vuelven en contra del padre o de la madre, porque perciben que se están dañando todos por no tomar acción en una situación dañina. Se ha comprobado que cuando hay una situación insana dentro de la dinámica de un hogar, el daño es mayor del que pudiese provocar un divorcio”, dice Imbert Brugal.

Antes se hablaba del daño psicosocial del divorcio, porque había un rechazo a la mujer que se divorciaba y hasta a los niños, había, incluso, estructuras en las que no era permitida la entrada de la mujer divorciada, por ejemplo en la Junta o Asociación de Padres de los colegios, de eso hace mucho tiempo ya. El niño de padres divorciados tenía un estigma.

“Esa situación ha bajado enormemente porque el aumento de los divorcios es cada vez mayor, lamentablemente, y eso ha provocado que las consecuencias sociales hayan disminuido. Ya cualquier madre o padre divorciado tiene un acceso libre y un niño por ser hijo de divorciados no es marginado ni está en desventaja, al menos no abiertamente. De manera general, esa sanción psicosocial ha disminuido enormemente, yo diría que casi ha desaparecido”, dice Silvia.

Eso, que era una desventaja antes, lamentable o felizmente, se convierte ahora en una ventaja porque ese niño en su medio social ya no es el único de padres divorciados. Hay salones de clase donde una gran mayoría pertenece a niños de padres divorciados o madres solteras o de padres que están viviendo solos con sus hijos.

Esa situación tan cerrada de papá-mamá ha variado mucho, “lamentablemente es una realidad. Hay niños que viven con sus abuelos, con la mamá, el papá, y si nos vamos más allá, con dos mamás o con dos papás. La gama es amplia, entonces esa situación psicosocial y esa presión bajan”, subraya Imbert Brugal.
La edad del niño no es determinante

Liliana Trueba apunta que la edad y el sexo no influyen en la manera en que un divorcio pueda afectar a un niño, “afecta igual a cualquier edad, sea hembra o varón, obviamente a mayor conciencia…..dependerá también del contacto diario que el niño tenga con el padre y con la madre. Al romper la rutina al niño, esto le afecta”, dice.

Ambas profesionales coinciden al decir que los efectos de un divorcio suelen manifestarse de diversas maneras, entre las que destacan el fracaso escolar, la agresividad y la tristeza.

Advierte Liliana, que todo depende del manejo que los padres le den al proceso íntegro y dice que debe tenerse mucho cuidado porque el niño puede utilizar la situación para manipular.

Silvia considera que el mayor punto en un proceso de divorcio es el desacuerdo de los padres y que uno de ellos no acepte que se acabó. “Es cuando comienzan a utilizar a los niños de correo, y cuando no, lo predisponen en contra del otro progenitor”.

Se aconseja no hablar mal nunca del otro (papá o mamá), porque en ese caso no solo se les romperá a los hijos la estructura familiar, sino que se verán afectados los roles que para ellos estaban bien definidos. En ese sentido, recomienda decirles a los hijos que no es su culpa, que es una situación entre ellos y que cuando sean adultos entenderán mejor las cosas.”Los padres suelen hacer la triangulación, cogen el hijo de aliado para atacar o defenderse y eso es nocivo porque genera una imagen errónea”, dice.

Al niño no le interesa tener esa imagen en su mente en esos momentos. Se le limita a tener una relación sana con su papá o con su mamá. Tras un divorcio, es saludable que el niño permanezca en su espacio, en su hogar, con quien sea que se vaya a quedar. Otro aspecto a tomar en cuenta “es poner al tanto a los profesores de la situación que vive el niño en el seno de su hogar, para poder contribuir a que el proceso sea lo menos traumático posible”, dice Liliana.

El profesorado agradece la información, porque entiende cualquier cambio en el niño. “Los niños se tornan sensibles y se distraen con frecuencia. Los profesores procuran mostrarles más afecto, más atención, aunque no quiere decir que se les permitirá hacer y deshacer, todo con límites. El niño tiene que cumplir con sus responsabilidades de estudiante”, dice Liliana. l

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