Cuando la fuerza de voluntad se impone

En la actualidad, la vida de las mujeres es cada día más interesante y retadora, está cambiando.

En la actualidad, la vida de las mujeres es cada día más interesante y retadora, está cambiando. En realidad estamos enfrentando un cambio en la definición de lo que es ser mujer. Y aunque aún existen caras diferencias con respecto a los hombres y las mujeres en el acceso a servicios y derechos básicos como la educación, la sanidad o la planificación familiar, muchas luchan por superarse y ganarse un sitial en la sociedad.

Es el caso de estas tres mujeres luchadoras, que gracias al Programa Progresando con Solidaridad, que desarrolla la Presidencia de la República, han logrado salir adelante, y como ellas mismas dicen lograron montar sus  propios negocios, lo que les ha permitido mejorar su vida y la de sus familias.  Progresando con Solidaridad es un programa socioeducativo dirigido a familias dominicanas que viven en condición de pobreza, que ofrece apoyo, acompañamiento y transferencias monetarias condicionadas al cumplimiento de responsabilidades y compromisos para que las familias logren su desarrollo integral.

Carla inés Torres
Comerciante

1 Hace tres años, Carla Inés se integró al programa Progresando con Solidaridad y, desde entonces, su vida ha cambiado. Hoy goza junto a sus hijos del fruto de su esfuerzo: un techo propio. Antes de pertenecer al programa, Carla sostenía su hogar con los pocos recursos económicos que percibía como obrera en una fábrica de productos de limpieza. Como era madre soltera soñaba con independizarse laboralmente, ya que le preocupaba el hecho de tener que dejar a sus dos hijos solos. Empezó vendiendo helados y luego puso un pequeño puesto donde vendía arepas, habichuelas blandas y empanadas. Motivada por el programa, puso en práctica las enseñanzas obtenidas. Realizó cursos de informática y de fabricación de velas y velones, pero sus aspiraciones y habilidades para los negocios eran mucho más grandes. Accedió a un préstamo Promipyme y puso un colmado en la galería de su casa, que fue extendiéndose hasta lograr operar en un espacio adecuado. Hoy, también se dedica a transmitir a todas las mujeres de su comunidad los conocimientos aprendidos para ayudar a la prevención del cáncer de mamas.

Santa Lupe del Carmen
Modista

2 Santa, de San Pedro de Macorís,  es una mujer alegre, luchadora y emprendedora. Ha sufrido situaciones amargas, carencias y necesidades, pero su fortaleza y el deseo de alcanzar el desarrollo económico de su familia le ha hecho sobrepasar todos los obstáculos.  Antes de ingresar al programa Progresando con Solidaridad, Santa era una mujer insegura y triste, debido a que pasaba por una crisis económica que le impedía gozar de una vida digna. Pero recibió el empuje y la motivación que necesitaba para realizar cursos de costura, tapicería y confección de prendas de vestir, que es el área de su especialización. A través del programa logró adquirir un pequeño préstamo con el que compró una máquina de coser industrial y materiales para iniciar su taller de costura.Ya han pasado cuatro años desde que Santa ingresó al programa y cuenta que su vida ha cambiado significativamente, ya que a través de la capacitación que ha recibido ha podido superar su situación económica.  El taller de costura ha crecido y ahora todos los miembros de su familia tienen una función en el negocio. Además, tiene una pequeña cafetería, donde los clientes del taller de costura pueden adquirir refrescos, café y sándwich. Así, aprovechan ambas propuestas de negocios e incrementan sus ingresos.

Yajaira Contreras Marte
Negociante

3 Yajaira es oriunda de Valverde, Mao, está casada y tiene dos hijos. Antes  de ingresar al programa era ama de casa y la mayor dificultad que enfrentaba era no tener una entrada fija de dinero; los trabajos de su esposo eran inestables y no podían cumplir con las necesidades básicas de los hijos y del hogar. Se enteró del programa Progresando con Solidaridad cuando en su comunidad se realizó un censo para tener un registro de las personas más necesitadas, a los fines de otorgarles subsidios sociales. Hace cuatro años que ingresó al programa, y se identificó tanto con éste que hoy  es enlace y trabaja con 50 familias. Desde que entró al proyecto su economía ha mejorado notablemente.

Esto le permitió poner un puesto de fritura frente a su casa, con el que le va muy bien. Su esposo también trabaja con ella. Como colaboradora del programa realiza visitas domiciliarias, ha conocido más a fondo las diferentes situaciones que viven las familias de su comunidad. Esta joven ya está terminando la carrera de Enfermería en la Universidad Autónoma de Santo Domingo y mantiene un espíritu de progreso contagiable. 

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