En esta republiqueta –de lo burlesco, estrafalario, antisilogístico, insensato y contranatura– anuncian los comerciantes, a través de su órgano oficial, una huelga, para evitar el cumplimiento de la formalidad legislativa que los define como agentes de retención del impuesto a la transferencia e importación de bienes industrializados, y a la prestación de servicios (itebis), para que el Estado Dominicano no logre establecer un control del impuesto, pagado por los consumidores en el momento de la compra, para que ni pueda cuantificarse ni llegue efectivamente a las arcas nacionales. Beneficioso para pagadores de itebis, sería la implantación de un proceso automático que transfiera los fondos recibidos por los agentes de retención al Estado, de inmediato, en cada transacción comercial, desde el comerciante, tal que agente de retención fiscal. Sin embargo, en esta nación, republiqueta con forma republicana, las leyes no se piensan.
Las prescriben payasos por recomendación de poderes superiores, sin que importen incongruencia, ni factibilidad de implantación, ni conveniencias. Pregunto sobre la pulpería, bodega, colmado.
Mayoría como institución comercial, carecen de comunicación electrónica, contabilidad, estadísticas, registros, sobre su posibilidad para entregar al Estado los impuestos que como agentes de retención cobran. Tendría que transferirse la obligación de actuar como agentes de retención a otra institución, como una corporación a la mercotécnica o al fabricante.
Pero tengo que retornar a la propuesta absurda de huelga, porque estoy bien convencido de que nunca en la historia de la República Dominicana, se había producido un anuncio de tanta insensatez, ni mucho menos con tanta saña de engañifa como esta porquería que la Asociación de Comerciantes, debería decir de ladrones que consiguieron que se hiciera ley una pieza que les permite legalmente un margen de ventas de treinticinco por ciento sobre el precio de adquisición de los bienes que sus locales manejan.
Esa ley, si usted sabe usarla, y compra en promedio su exhibición cada semana, representa una ganancia anual bruta de 52 X 35 (por ciento); es decir, del 770 por ciento, o sea, ganar seis pesos con setenta centavos por cada peso invertido durante el año, aunque sea el importador o el fabricante, el suplidor, quien realmente ponga en riesgo su capital, y no el comerciante.
Creo que ha llegado la hora de que llamemos equivocados a quienes se han estado enriqueciendo con nuestra absoluta aprobación, y que les digamos que estamos hartos de sus latrocinios, propalando entre conocidos, amigos y familiares, que la propuesta de huelga, su deseo de conversar con nuestro presidente para que les permita seguir robando nuestros pagos de impuesto, no ha de ser permitido por la ciudadanía. l
