Los resultados de la reunión binacional celebrada este lunes hasta pasada la medianoche en Jimaní, provincia Independencia, han sido una grata sorpresa para los pobladores de la isla de Santo Domingo.
Después de la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), en La Habana, Cuba, en la que el presidente Danilo Medina debió hablar claro frente a las insensatas acusaciones del primer ministro Ralph Gonsalves de San Vicente y las Granadinas, surgieron algunas inquietudes sobre el desarrollo del encuentro en Jimaní.
Pero los gobernantes, dominicano y haitiano, esta vez hicieron las lecturas adecuadas del momento que se vive y aquel incidente en nada afectó el curso de las negociaciones durante el período preparatorio y los acuerdos no podían ser mejores.
Los memorandos suscritos incluyen un plan de cooperación de las policías de los dos lados en materia de seguridad, prevención del crimen en general y el narcotráfico.
Asimismo, establecieron líneas políticas de coordinación e intercambio de información en materia aduanera, protección medioambiental, un compromiso para regular el comercio de los productos avícolas entre las dos naciones y una declaración sobre los trabajadores y estudiantes haitianos en República Dominicana.
El tema de los haitianos nacidos en el lado dominicano y que se encuentran en situación irregular o ilegal, al parecer seguirá siendo el centro de futuras discusiones. Obviamente, se trata de un asunto de competencia estrictamente dominicana, pero al parecer, tendrá que ser satisfactorio para los gobernantes haitianos.
Lo único concreto en esa dirección fue que “el gobierno de la República Dominicana reitera su compromiso de someter al Congreso Nacional una legislación especial para abordar las situaciones no resueltas por el Plan Nacional de Regularización”.
Habría que esperar para determinar cuáles son esas situaciones no resueltas. Pero es fácil colegir que ese punto sigue siendo sensible.
Mientras, los acuerdos negociados son positivos, y sientan las bases para que las relaciones se mantengan en un plano tranquilo, sin sobresaltos ni manipulaciones aviesas.
República Dominicana considerará los derechos de las personas según la ley y la Constitución de la República. El gobierno y el Congreso Nacional no pueden ir más allá… l