Desde que se dio a conocer ante el gran público internacional, el pelotero cubano Yulieski Gourriel ha tenido salivando a los cazatalentos de Grandes Ligas.
Fue en el 2006, durante el I Clásico Mundial de Béisbol, que en su momento fue el torneo más duro que los peloteros amateurs cubanos habían enfrentado jamás.
Entonces tenía 21 años de edad y el mundo por delante. Las ofertas le llovían, algunas alrededor de los 50 millones de dólares, una cifra estratosférica para aquel entonces, tratándose de un agente libre internacional.
Pero Gourriel dejó pasar desde entonces demasiados envíos por el medio del plato y el abanico de posibilidades se ha ido cerrando. El tiempo pasó y con casi 30 años, lo que le va quedando son las migajas que pueda recibir en ligas inferiores, como la veraniega de México, si es que recibe el permiso del gobierno cubano.
“Sí, ya lo tengo pensado. El año pasado comenzó nuestro compañero Alfredo Despaigne (con los Piratas de Campeche) y yo tuve mis ofertas, pero todavía no me han dado el permiso”, dijo el jugador.
“Si acaso será cuando termine la temporada en Cuba, porque la cláusula es esa, que jueguen la temporada en Cuba y ya después que vengan los contratos. Creo que ya una vez finalice la temporada podré jugar en el exterior”, añadió. A pesar del brusco despertar a la realidad de Cuba, representada por el campeón Villa Clara, con tres derrotas en sus primeras tres salidas en su retorno al clásico caribeño, no es la superioridad de los rivales lo que más le ha chocado.
“Nunca había tenido la oportunidad de enfrentar a atletas que participaron con nosotros durante varios años en Cuba y que de una manera u otra se había evitado, pero en este torneo era algo que no habíamos pensado, se dio y ha sido bastante difícil, porque tanto tiempo con ellos y luego tenerlos de rivales no se sintió muy bien”, reconoció.
