Para juzgar bien

No estaba mal, objetivamente, un ceviche servido en un restaurante aunque a mí me lo pareció. Días antes había comido uno más exquisito en otro establecimiento. La primera experiencia condicionó la segunda. Al juzgar o decidir sobre un plato, nuestro prejuicio participa. Lo resalta Barry Schwartz, psicólogo estadounidense: “En términos generales es difícil que nos demos cuenta de que nuestras apreciaciones se basan tanto en los prejuicios que llevamos de entrada a la mesa, como de lo que pensamos de la comida misma”. El ejemplo cabe a otros contextos. Para prevenir sesgos al evaluar algo, imprescindible equilibrar las preconcepciones. Con respecto a nuestra nación y sus actos soberanos, ojalá la CIDH actué bajo esa consciencia.