Acepta a tu pareja con sus defectos y virtudes

Cuando nos enamoramos casi siempre cambiamos nuestra manera de actuar, y hasta de pensar, pretendiendo agradar al otro.

Cuando nos enamoramos casi siempre cambiamos nuestra manera de actuar, y hasta de pensar, pretendiendo agradar al otro. Per,  ¿qué sucede? Cuando se da el paso natural del enamoramiento y la pasión, al de la costumbre y la rutina, comenzamos a ver los “defectos” en el otro, y casi siempre, dicen los terapeutas, la gente se separa por lo mismo que se enamora.

Como es igual a nadie, si se quiere que una relación funcione, la palabra clave es aceptarnos tal cual somos, sin pretender cambiar al otro.  Se puede “negociar” si se precisa y aprender de nuestras diferencias ¿Por qué?, porque siempre buscamos personas opuestas a nosotros, con características que no tenemos, pensando que nos complementaremos.  Pero es preciso  aceptar al otro como es, reconocer que nuestra felicidad no depende de lo que “haga o diga otro”.

Esta tendencia de querer que los demás cambien se ve con mucha frecuencia en las relaciones de pareja porque, en ocasiones, visualizamos al otro como un espejo donde nos vemos a nosotros mismos. Hay actitudes de nuestra pareja que pueden desagradarnos pero con las que podemos convivir.  Sin embargo, hay otras que roban nuestra paz, nos descontrolan y es precisamente, justo allí,donde se precisa poner un alto, una alerta y preguntarnos qué hay de nosotros en eso que nos molesta, qué tenemos de ese comportamiento
Tenemos una tendencia al control y la manipulación, y esto nos lleva a exhibir una constante insistencia en querer cambiar al otro, creyendo que cuando esa persona cambie todo será mejor.  ¿Cómo podemos controlar esas tendencias o hacernos conscientes de ellas para evitar la desarmonía? ¿Es esto parte de nuestra madurez emocional? Son estas algunas de las interrogantes que nos llevan a abordar el tema con la psicóloga clínica terapeuta familiar, de pareja y sexual, Jessica Valdez en entrevista exclusiva para elCaribe.

¿Qué tan perjudicial puede resultar pretender amoldar nuestra pareja a nuestro gusto?
No tan solo es perjudicial, sino que es imposible. Nadie tiene el poder de cambiar a nadie, cada uno cambia cuando quiere y porque lo desea. Nuestra pareja no será  como queremos, tiene vida propia, no es un objeto,  pero puede ser alguien que aporte y nos haga sentir mejor persona. No se trata de cambiar al otro sino de cambiar la dinámica de la pareja y  la forma que tienen de relacionarse. Hay que compartir con la pareja lo que nos hace sentir su comportamiento, que aportaría a la relación si el cambio se produce. Se trata de proponer, sugerir no imponer.

¿Qué dinámica o estrategia debe trazarse la pareja para que la relación sea exitosa?
Más que buscar relaciones exitosas invito a buscar relaciones sanas, que nutran y fortalezcan a cada miembro de la pareja y a la relación. La mejor y principal estrategia es la comunicación. Comunicar lo que sienten y piensan. Lo que se quiere y lo que se ofrece. Respetar la individualidad. Permitir que el otro sea el mismo. Ser tolerante, recordando que él otro también me tolera cosas que no son de su agrado. Hablar desde el yo, no asumir.

¿En los tiempos de nuestras abuelas se veía este tipo de conducta o había resignación de parte de la mujer?
En aquellos tiempos abundaba el saber esperar, ahora todo se quiere de inmediato. Las relaciones requieren tiempo, inversión, sembrar diariamente y esperar meses y años para recibir la cosecha. También es cierto que hoy día tenemos claro que el amor de pareja es condicional no incondicional. Es decir, si hay cosas que lastiman o hacen daño no estamos obligados a permanecer en la relación. Es sano tomar ahora la sabiduría de las abuelas: luchar por las relaciones, saber que es trabajo diario, que nada es dado ni dicho. Si crees que aún hay algo bueno ahí, sigue luchando.

¿El rol de la mujer de hoy, al ser profesional, competente y productiva hace que se incline a demandar una mayor entrega de su pareja?
Sí porque está capacitada y se siente con mayor nivel de independencia. Pero recordemos que para que una relación sea sana, la pareja tiene que ser un equipo de colaboradores y no competidores, compartir las funciones y saber que cada uno tiene sus fortalezas en distintas áreas. En ese equipo deben aprender a pedir no a exigir.  Nadie está obligado a nada. Se trata de pedir y preguntar si el otro está dispuesto a darlo o no. Pedir es aceptar un “no” como respuesta.

¿Qué se recomienda hacer en los momentos de conflictos intensos en la vida de pareja?
Los conflictos son parte de la relación, lo que hay que cuidar es como se enfrentan. Se necesita asumir nuestra responsabilidad en el conflicto. Hablar, aunque algunas verdades duelan.  Preguntarle al otro como se siente y sobre todo preguntarnos a nosotros mismos: que siento, que quiero, que ofrezco. Antes de estallar, escuchar. Antes de “dispararte” informarte.

Para que un conflicto sea resuelto hay que negociar, hay que ceder. Ceder no significa que gane el otro, gana la relación. Si no accionas te haces responsable de lo que pasa.

Buscar la solución,  no el culpable. Las mejores soluciones salen de las personas en conflicto. Preguntarte qué puedo dar para que esto funcione o mejore. No te casas para toda la vida…te casas para cada día. En una relación no basta con amar, sino que el otro sienta que es amado.

El amor no es ciego, simplemente hemos aceptado los defectos del otro y a pesar de ellos decidimos amarlo.

¿Qué tan riesgoso resulta compartir todo el tiempo juntos?  Desde el trabajo hasta la recreación.
Antes de ser pareja somos entes individuales. Es necesario que cada uno tenga un espacio, alguna entretención o “hobbie” que disfrute para sí. Es sano compartir actividades en pareja pero no todas. Si trabajan juntos es recomendable no llevar a la casa temas del trabajo, que cada uno tenga las funciones laborales claras y respete el trabajo del otro.
Tener vida social y recreativa en pareja es necesario e importante porque los une, revitaliza la relación. Pero a la vez  hay que tener vida social y recreativa con los amigos, hijos, compañeros de trabajo. Una relación de pareja no sustituye ni abarca las otras  relaciones.

Las personas tenemos la tendencia al control y la manipulación, ¿cómo podemos controlar esas tendencias o hacernos conscientes de ellas para evitar la desarmonía?
Ninguna relación que se base en la manipulación es sana ni positiva. Dejar de manipular implica asumir responsabilidad. A veces manipulamos para no tener que pedir y para responsabilizar al otro de nuestra vida. Cada uno es responsable de su vida. Se precisa enfocarse menos en el otro y más en uno. Madurez emocional implica una fuerte autoestima, la capacidad para relacionarse de manera íntima, comunicarse con congruencia, tomar responsabilidades y correr riesgos. En la madurez emocional la manipulación no tiene cabida. ¡Quien manipula no crece!

En una relación no basta con amar, sino que el otro sienta que es amado. Mantener la individualidad es lo que ayuda a aportar mejores cosas a la relación”.
Jessica Valdez
Psicóloga clínica, terapeuta familiar, de pareja y sexual

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