El acuerdo de aumento salarial entre el Ministerio de Salud y el Colegio Médico aleja por algún tiempo el fantasma de la huelga en los centros hospitalarios del Estado, a menos que una de las partes decida ignorar el compromiso. El arreglo, basado en un incremento de sólo una décima parte del reclamo inicial de un cien por ciento, será financiado con una partida de dos mil millones de pesos originalmente reservados para el Metro. La fuente del financiamiento fue revelada por la presidenta del Colegio, la doctora Amarilis Herrera, en una entrevista en Portada, el programa que conduzco todas las noches de lunes a viernes por AMÉ, canal 47.
Aún pendiente de firma por las partes, el acuerdo puso fin a una dura negociación en la que el gobierno no dio su brazo a torcer, a pesar de las exigencias del gremio que, a cambio de ceder en el tema salarial aceptando un 10% para todo el año próximo y otro aumento similar para el 2015, logró otras importantes concesiones, entre las cuales figura el cumplimiento de incentivos de viviendas y pensión con la totalidad del último salario. Resultado de la buena voluntad de las partes, el acuerdo plantea, sin embargo, un dilema al gobierno.
El asunto consiste ahora en cómo encarar con este precedente otras demandas sectoriales con un presupuesto cuyas metas parecen difíciles de alcanzar, según todos los pronósticos. Agréguese a ello lo que pudiera resultar del disgusto en ámbitos de mucho poder dentro del oficialismo, el que el acuerdo con los médicos implique un recorte drástico de recursos que reduzca el ritmo de construcción del Metro. De todas maneras sería un acto bestial de indiferencia social el que se privilegie, como todavía sucede, una obra de prioridad secundaria a tantas otras de mucha mayor relevancia postergada por falta de recursos. Además, nadie votó en las elecciones pasadas para que se terminara esa obra.
