Angustias, temores, esperanzas y alegrías

Entre los recursos para el equilibrio y tranquilidad de nuestra existencia, se encuentra el convencimiento de que las situaciones de bienestar, de tranquilidad o felicidad son permanentes e invariables.

Entre los recursos para el equilibrio y tranquilidad de nuestra existencia, se encuentra el convencimiento de que las situaciones de bienestar, de tranquilidad o felicidad son permanentes e invariables. Depositamos en esa certeza y seguridad,  esfuerzos y sacrificios, convencidos de lo invariable y del transcurso lineal de nuestros días. Lo no previsto no forma parte de los esquemas de vida ni de los supuestos a tener en cuenta cuando vivimos el momento, miramos al futuro o revisamos el pasado. Sin embargo, en corto espacio de tiempo pueden desencadenarse situaciones diversas que pueden colocar nuestras vidas patas arriba, en medio de terribles perturbaciones que alteren la fluida existencia, acentuadas si ocurren en tiempos en que  la edad nos hace más cautos, previsores, prudentes. Nos sorprenden, como fantasmas que acechan, sin que hayamos considerado que el equilibrio familiar se vea sacudido. Esa seguridad existencial forma parte importante de la personalidad criolla, protagonistas de nuestra propia película como gozadores de la existencia, aprovechadores de las bondades de la vida y el disfrute pleno de nuestros espacios y posibilidades.

Una enfermedad súbita; un accidente imprevisto; un desbalance no contemplado; una muerte inesperada, desarticulan el equilibrio de la existencia del núcleo familiar y afectan de manera individual, particular, íntima y única a cada componente del tejido familiar y de los amigos de verdad y los relacionados cercanos que comparten alegrías y sufren los reveses como si fueran propios. Los que saben lo que es ver transcurrir el tiempo en lentísima secuencia, cual si fuera un elemento viscoso y traslucido, frente a una unidad de Cuidados Intensivos en espera de una información positiva, de una noticia auspiciosa, de la palabra “mejor” en espera de la evolución favorable, mezclada con infinitos temores que sacuden la fe en los designios del Señor, atentan contra la confianza y acrecientan la duda. Bastan signos ínfimos de mejoría para que veamos luz que aclara las creencias y la confianza y renazcan las esperanzas. Bendiciones para los que oran por la salud ajena, para los que sus ruegos procuran el bienestar de otros y los que se sacrifican por el prójimo, sin esperar más recompensa que su satisfacción interna. gracias del alma a los amigos que dan soporte y cuyas palabras son caramelos para el alma, que mitigan angustias y sinsabores; a los que se identifican en el dolor y la esperanza haciendo una fraternidad de los que esperan mejorías de los suyos y abrigan esperanzas en la recuperación de los críticos, coincidiendo por destino en los paradójicos espacios de espera. Gracias, es palabra de amplio contenido, que sincera, sale del alma para testimoniar valores íntimos.

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