El campo de exterminio de Auschwitz

Los cientos de miles de desafortunados que entraron  al campo de exterminio de Auschwitz debían hacerlo bajo un letrero que aún existe y dice: “El trabajo libera”. Esta cínica frase intentaba encubrir el brutal destino que les esperaba.

Los cientos de miles de desafortunados que entraron  al campo de exterminio de Auschwitz debían hacerlo bajo un letrero que aún existe y dice: “El trabajo libera”. Esta cínica frase intentaba encubrir el brutal destino que les esperaba.Los que tenían “suerte” eran separados de los que eran seleccionados para ser exterminados inmediatamente, niños, mujeres, ancianos y todos aquellos que por impedimentos físicos o por razones de salud no estaban aptos para trabajar como esclavos, hasta la muerte.

La mentira fue utilizada como instrumento de control para tranquilizar a quienes serían asesinados masivamente. Las maletas que han subsistido están marcadas con los nombres y direcciones de sus dueños, lo que indicaría que los recién llegados abrigaban alguna esperanza, que este letrero pretendía reafirmar, que su destino no sería tan cruel y brutal como resultó ser. Esta mentira demuestra el grado de cobardía envuelta en la crueldad. Una cobardía evidenciada cuando los responsables de haber exterminado a millones de seres humanos intentaron borrar las pruebas de sus crímenes, antes de huir, cuando el ejército rojo se acercaba.

Llama a la reflexión, asimismo, la utilización de métodos industriales de producción para eliminar a millones de seres humanos inocentes. Los campos de exterminio estaban localizados cerca del cruce de vías férreas, para facilitar el transporte por tren de cientos de miles de víctimas, ciertamente apiñadas en vagones para ganado, sin la posibilidad de poder moverse. Una vez en los campos, los que debían morir eran eficientemente exterminados, usando el gas Zyclone B en forma granular, que era lanzado por dos aperturas en el techo, mientras las víctimas prorrumpían en “horrorosos gritos”, al saber lo que les iba a acontecer. Transcurridos 10-15 minutos imperaba un silencio sepulcral. Una vez eliminados, la tecnología de los hornos industriales era utilizada para incinerar esa inmensa cantidad de cadáveres. Todo había sido meticulosamente planificado para lograr una eficacia insuperable. En un mundo donde la eficiencia es altamente valorada, debemos cuidarnos de no ponerla al servicio del resentimiento y del odio.

Una última reflexión. La interpretación bíblica de que todos nacemos con el pecado original, nos parece insatisfactoria y problemática, pues cargamos con el enorme peso de la culpa desde el nacimiento. Los judíos fueron considerados culpables simplemente por haber nacido judíos y pagaron con el extermino su supuesta culpabilidad. Nos parece más correcta la interpretación que parte de la capacidad humana a cometer graves transgresiones y reivindicar al hombre como un ser intrínsecamente libre, obligado a dar un sentido a su complicada y conflictiva existencia a través de sus actos, siempre alejados de la mentira y la cobardía asociadas a la crueldad que hemos narrado.

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