Restricción calórica y longevidad

Como hemos visto, el régimen de reducción de calorías ha probado efectividad en animales y seres humanos para alargar la vida, con buen estado de salud.

Como hemos visto, el régimen de reducción de calorías ha probado efectividad en animales y seres humanos para alargar la vida, con buen estado de salud. Se han barajado varias hipótesis para explicar el mecanismo de acción de la restricción calórica: se suponía que cuando la célula reduce la producción  de energía reduce por ende la toxicidad y los daños de los radicales libres; pero resulta que el uso solo de radicales libres no logra prolongar la vida. Tampoco se ha probado la hipótesis de que la restricción calórica fortalezca la respuesta inmunitaria.

Primero Cynthia Kenyon, y luego estudios más avanzados de otros investigadores, han observado que ganando  acceso a la red genética que dirige la actividad celular se puede lograr la modificación de los genes. El mecanismo sería el siguiente: 1) la restricción calórica estresa al organismo, afectando directamente la producción de energía 2) bajo el estrés las células reaccionan mediante cambios que logran preservar la vida hasta que prevalezcan mejores condiciones sin estrés y 3) al bajar la producción de energía se elevan las enzimas que generan moléculas mas “amistosas” que estabilizan el ADN cuyo daño causa envejecimiento y consecuentemente la muerte.

La meta de los investigadores que trabajan en el campo de la gerontología es obtener los beneficios (longevidad con salud) que se derivan de la restricción calórica sin necesidad de recurrir a tan severo e inaceptable régimen, y este objetivo parece factible, parece estar a la mano a medida que se desarrolla la habilidad de leer las señales moleculares del mundo vegetal frente a las adversidades y el estrés ambiental.

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