El peso que te hará feliz

Hace unos años un estudio publicado en The New England Journal of Medicine reveló que la obesidad es una enfermedad “socialmente contagiosa”. Lo más curioso es que esta teoría también funciona a la inversa. Si…

Hace unos años un estudio publicado en The New England Journal of Medicine reveló que la obesidad es una enfermedad “socialmente contagiosa”. Lo más curioso es que esta teoría también funciona a la inversa. Si sales con tus amigas a comer y todas sólo hablando de dietas, de lo delgadas que ansían estar, de lo “seca” que está tal o cual celebridad, tú también acabarás obsesionada con el tema y con querer parecerte a una de esas luminarias.

Amy Willinge, dela Universidadde Sydney, en Australia, lo comprobó preguntando a cien estudiantes sobre el peso de cuatro actrices. Tenían que elegir entre tres imágenes de cada actriz, una con el peso real, otra en la que aparecía más gorda y otra más delgada. Quienes estaban descontentos con su cuerpo escogieron mayoritariamente retratos en las que estaban más delgadas, mientras que los satisfechos se ajustaron más a la realidad. Por otro lado, hace unos años el doctor Ira Sacker, coautor de Dying to be Thin, le reveló a la revista People: “tengo un montón de celebridades ‘A’ como clientes, actrices y modelos, y lo que me dicen es que la presión por ser delgadas nunca ha sido tanta como ahora. ¿Por qué? Porque quien esté más flaca obtiene el trabajo y la competencia es enorme”.  Lo mismo les ocurre a las mujeres comunes que han interiorizado que ser flaca es sinónimo de éxito social, porque la imagen de felicidad y vitalidad se publicita con mujeres extremadamente delgadas.

Una solución a tu dilema

Sin embargo, puedes pasarte la vida haciendo la dieta del Dr. Atkins, la de la manzana, ingiriendo sólo sopa…. En fin, volviendo loco a tu organismo con estrictos regímenes yoyo que te hacen subir y bajar de peso, pero hay una realidad: tu cuerpo está genéticamente predispuesto a tener un peso específico.

Según David. L. Katz, director del Yale-Griffin Prevention Research Center “tus genes, hormonas y cerebro dictan cuál debe ser tu talla natural y le indican a tu cuerpo cuándo está hambriento y cuando está satisfecho. Esta es la razón por la que después de un corto período de comer mucho o poco, ves que tu cuerpo retorna a cierta talla”, explica.

Annne M. Flecher, autora de Thin for Life, a eso es lo que llama “el peso feliz” un rango normal en el que tu cuerpo se siente más cómodo. Es la talla o el número en la balanza que te permite sentirte ligera, esbelta y contenta. Es quizá el camino intermedio entre lo que anhelas y lo que tu genética dicta. 

¿Cómo descubrir tu peso feliz?

El peso feliz no es el peso ideal. El primero es con el que te sientes así mismo: “feliz”, con el que te sientes cómoda con la ropa, sin pretender ser victoria Beckham. Mientras que el segundo está matizado por los dictámenes de la moda, estereotipos y juicios sociales.

Para descubrir ese peso maravilloso, tienes que encontrar el punto fijo al que la balanza te regresa y se queda estable aún después de haber hecho una dieta restrictiva.

“Por mi contextura y altura, se supone que debería pesar 165 libras, pero cuando llegaba a ese peso y comía como una persona normal, siempre volvía a pesar invariablemente 185 libras”, explica María, mercadóloga, 26 años. “Tengo que reconocer que con185 lbsme siento muy bien, pero uno siempre quiere perder más peso”, confiesa.

“El verdadero sex appeal y la seguridad en ti misma se alcanzan cuando dejas de tratar de cambiar tu tipo de cuerpo y empiezas a funcionar naturalmente con el que tienes”, declara Stephanies Dillon, autora de The woman’s guide to total self- esteem.

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