Como los animales

E l hombre, como ser racional, se convierte en el soporte para cualquier animalito que necesita de él para que lo alimente, le proporcione cobijo y cuidados. Recuerdo que fui una niña solitaria, a pesar de estar rodeada de mis hermanos,…

E l hombre, como ser racional, se convierte en el soporte para cualquier animalito que necesita de él para que lo alimente, le proporcione cobijo y cuidados.

Recuerdo que fui una niña solitaria, a pesar de estar rodeada de mis hermanos, por esas cosas raras de la vida ellos fueron formándose en grupos de dos, éramos siete, así que yo quedé sola.

Con mi padre comparto el amor por el reino animal, consentida por él, en el pequeño espacio del patio de nuestra casa, tuve perros, gatos, palomas, conejos, curíos, patos, pollitos gringos, de esos de colores que aún ofertan por las calles de la capital.

Lo que nunca se me dio fue tener el añorado cerdito rosado que esperé una y otra vez, pero que mi padre, bajo severa advertencia de mi madre, nunca se atrevió a regalarme. Aún sueño con tenerlo…

Nunca extrañé ninguna de las actividades propias de los adolescentes, ni las fiestas, ni los paseos o giras, ni las actividades deportivas, nada. Sencillamente mi tiempo libre era para cuidar, jugar y conversar con mis mascotas, a las que había convertido en mis grandes amigos.

Entre mis libros, los que desde que aprendí a leer se volvieron indispensables, y mis mascotas se me iba el día. Llegó el tiempo de la universidad y un cambio drástico en nuestra familia, que lamentablemente los afectó a ellos también. De pronto, también a mis amigos los perdí.

Algunas teorías afirman que los animales no sienten amor, porque no razonan y el amor nace, vive y muere en la mente racional del ser humano.

Eso podría ser cierto, pero no conozco a ningún hombre que guarde y manifieste un sentido tan elevado de la fidelidad y de la lealtad a otro ser humano como lo hacen los animales con su amo. Un perro enfrentaría mil veces a la muerte por salvar a su dueño de cualquier peligro y alguien dirá: “claro, no piensa, no mide consecuencias”.

Y con esta explicación me estaría dando la razón, es esa capacidad de razonar, de calcular, de pensar, la que le ha suministrado al ser humano las herramientas para saber mentir, para acomodar las cosas a su conveniencia, para medir las consecuencias que trae consigo la verdad. Por eso y por su lealtad,a toda prueba, como dice la canción…Quisiera ser civilizada como los animales. l

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