Los líos de Duquesa y Rafey

Durante décadas, los vertederos de Santo Domingo y de Santiago, ubicados en Duquesa y Rafey, respectivamente, han sido los principales tormentos de las dos principales y más pobladas ciudades dominicanas, al extremo de que los ambientalistas, los…

Durante décadas, los vertederos de Santo Domingo y de Santiago, ubicados en Duquesa y Rafey, respectivamente, han sido los principales tormentos de las dos principales y más pobladas ciudades dominicanas, al extremo de que los ambientalistas, los empresarios, las iglesias y las comunidades, han solicitado, una y otra vez, la solución ambiental, o la clausura definitiva, de ambos vertederos.

Cada ciudadano produce diariamente un kilogramo de basura, lo que indica que Santo Domingo, que cuenta con tres millones de habitantes, produce diariamente alrededor de tres millones de kilogramos de basuras, equivalentes a 3,000 toneladas diarias; mientras que Santiago, con una población cercana a un millón de habitantes, produce en promedio cerca de un millón de kilogramos de basuras, equivalente a 1,000 toneladas diarias.

Siempre hemos dicho y escrito que el reciclaje de las basuras podría ser una próspera industria que permitiría recuperar los metales, los vidrios, los plásticos, el papel, los cartones, la madera y la materia orgánica, que representan alrededor del 85% del volumen total de desechos sólidos que llega a los vertederos,  pero los intentos por avanzar en el proceso de reciclaje en hogares, escuelas, hospitales e industrias, han sido muy lentos, pues el Estado no le ha dado el carácter que las circunstancias ameritan, y hasta ahora el negocio ha estado en recoger y transportar basuras que luego son depositadas en vertederos contaminantes del suelo, del subsuelo, de las aguas subterráneas y del aire, sin que el Ministerio de Medio Ambiente haga algo para evitarlo.

El vertedero de Duquesa, receptor de los desechos sólidos de Santo Domingo, ha sido siempre uno de los peores ejemplos de mal manejo de basuras, y todo el que tiene acceso para otorgar o recibir un contrato para recoger basuras o gerenciar el vertedero, lo hace sobre la base de enriquecerse, pero nunca para resolver un problema ambiental urbano, ya que Duquesa es un espacio donde se enlían basuras, papeles y papeletas, y todo con mal olor.

El vertedero de Rafey, en la ciudad de Santiago, es otro pésimo ejemplo de los líos que hacemos con los vertederos, no obstante a que en el año 2006 hicimos un estudio que recomendaba convertir a Rafey en un relleno sanitario, estudio que fue asumido por el gobierno que aportó 85 millones de pesos para que el ayuntamiento construyera dicho relleno sanitario, mientras la cooperación japonesa se encargó de la construcción; sin embargo, en la actual gestión municipal Rafey ha vuelto a ser el mismo desastre ambiental de antes, y munícipes santiagueros de la talla del ingeniero Mauricio Estrella claman porque el gobierno asuma la administración y el control total de este vertedero, porque es evidente que el actual alcalde de Santiago no sabe cómo resolver este grave problema. Danilo Medina debe comenzar a dar los pasos de lugar para asumir el control total de los vertederos del país, comenzando con Duquesa, Rafey, La Vega, Moca, Bonao y Villa Altagracia, impulsando al mismo tiempo una ley que obligue a que las basuras sean clasificadas antes de sacarlas a la calle, facilitando así el reciclaje en estaciones de transferencia, e incorporando a los denominados “buzos” como empleados formales encargados de clasificar los diferentes tipos de materiales a reciclar.

Sólo así podremos salir de los líos de basuras en los que nos han metido síndicos y regidores que no han entendido que las basuras pueden ser un formal negocio social y ambiental, en lugar de ser un negocio exclusivamente personal.

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