Dionis Fernández: “Félix del Rosario me inculcó el respeto por la música”

Un día, camino a su casa al volver de la escuela, el pequeño Dionisio no pudo evitar deternese, seducido por los sonidos que provenían de las instalaciones de la Academia de Música Iris del Valle, pero mayor fue su sorpresa, al notar que quienes&#8230

Un día, camino a su casa al volver de la escuela, el pequeño Dionisio no pudo evitar deternese, seducido por los sonidos que provenían de las instalaciones de la Academia de Música Iris del Valle, pero mayor fue su sorpresa, al notar que quienes producían esos acordes eran niños de igual o menor edad que él. Sin darse cuenta, desde ese primer día quedó atrapado, enamorado para siempre de la música. Una de las maestras no pudo ignorar al pequeño que se recostaba de la verja para poder escuchar mejor las melodías. Se acercó, lo invitó a pasar y así comenzó su historia musical, una historia que ha contado por años con cada uno de los temas que han convertido en éxito él y El Equipo.

1. Niñez feliz
Nací en Santo Domingo, me crié en el sector de Villa Francisca en la calle Jacinto de la Concha. De niño jugaba bola, taquito, trúcamelo y otros juegos. Los juegos de antes eran diferentes a los de hoy en día. No era un niño travieso, yo era muy tímido y entiendo que todavía lo soy, lo que pasa es que uno truquea porque la timidez es un estado que nunca se va, uno aprende a lidiar con eso. Hay situaciones que causan más estrés que otras, pero al final uno sale a flote.

2. Padres ejemplares
Mi papá y mi mamá se divorciaron estando yo pequeño, pero nos dieron  ejemplo de trabajo y honradez. Mi papá, José Antonio Fernández Cruz, es una persona que hizo un cuarto curso, se dedicó a su superación personal y se empeñó en ser cada día mejor. Él es una persona muy trabajadora, se dedicó a ser vendedor de artículos ferreteros en los pueblos. Como artista he recorrido el país entero y siempre me encuentro con alguien que le manda saludos. Mi papá es una persona que hizo muchas amistades; y mi mamá, Gladis Gregoria Zapa Ruiz, por igual, es banileja. Es una mujer laboriosa que no le tiene temor a nada para trabajar, es evangélica desde que yo tengo un año de edad, tiene 60 años en el Evangelio. Yo tengo inculcada esa fe, aunque no voy a la iglesia pero sí tengo el temor de Dios. Somos nueve hermanos, hay tres de padre y madre, tres de padre y tres de madre y el legado principal que ambos nos dieron a nosotros fue el amor al trabajo, la seriedad y la honradez.

3. Un recuerdo muy triste
Nosotros vivíamos en una cuartería y mi mamá trabajaba en una tienda en la avenida Mella. Un 24 de diciembre, cuando llegó la noche y mi mamá aún estaba trabajando y llegó la hora de la cena, nosotros estábamos solos. Entonces, mis hermanos comenzaron a llorar y yo impotente porque no podía hacer nada…, se escuchaban los tiros de los fuegos artificiales y llegaba el olor del puerco asado y de la comida de las otras cocinas. Eso me llenó de una tristeza infinita, me marcó para toda la vida. Hasta un punto que yo duré muchos años que la Navidad me causaba tristeza. Mi mamá llegó como media hora después con todas las fundas y los preparativos, luego mi papá con otro cargamento y se armó la fiesta, pero ese episodio me marcó muchísimo. Al pasar los años superé ese momento.

4. Encuentro con la música
Viviendo en Los Mina, yo iba a una escuela que quedaba a siete u ocho cuadras de mi casa. En el trayecto estaba la Academia de Música Iris del Valle. Cuando yo regresaba de la escuela ya había unos alumnos tocando sus instrumentos y yo me quedaba un rato a escucharlos y luego seguía para mi casa. Un día, la subdirectora Alicia Peña me llamó y me preguntó que si a mí me gustaba la música, le dije que sí. Yo tenía como 14 ó 15 años, entonces agarró un saxofón y me lo encasquetó, en buen dominicano y me dijo: “sopla”, cuando traté de emitir un sonido me dio un mareo. Después, lo que hacía era que salía de la escuela, me iba para mi casa, me quitaba la ropa y regresaba para la academia sin comer nada. Ahí comencé a tomarle amor a la música.

5. Orquesta de la Cruzada del Amor
Esa era una orquesta que la manejaba una entidad social que presidía Emma Balaguer de Vallejo, hermana del entonces presidente Joaquín Balaguer. En esa orquesta yo entré tocando piano. El que iba a ser director del grupo renunció antes que la orquesta saliera y hacía falta una cabeza y ellos me eligieron a mí. Yo no quería, pero entonces ahí comencé en un nivel mucho más alto, a nivel de orquesta.

6. Una fecha memorable
El día 30 de diciembre del año 1975 es una fecha que no se va a borrar nunca de mi memoria. Ese día, alguien me dice que el pianista del maestro Félix del Rosario había tenido problemas la noche anterior y que le hiciera el favor de tocarle la fiesta del 31 de diciembre en lo que buscan otro pianista. Fui y en el cansito ese duré tres años. Esa fue mi gran escuela, la orquesta del maestro era de ligas mayores en ese entonces.

7. Una gran satisfacción
La orquesta sirvió como plataforma para que muchos jóvenes con talento se dieran a conocer. Yo no digo que los hice a ellos, ellos vinieron con su talento. La orquesta fue un puente para que ellos transitaran y cruzaran su talento al otro lado del río. Una de las voces que a nosotros más nos enorgullece como país es la voz de Sergio Vargas, siempre se llevó de los consejos que yo le daba, y los demás también, Charlie, Pablo, Diómedes y Kaky Vargas, todos muy talentosos. Esa es una de las cosas con las que Papá Dios me premió.

8. Un hombre afortunado
Yo vivía en una cuartearia, era una pieza y una salita. Éramos muy pobres. Una de las cosas que yo más recuerdo es que mi mamá, de noche, decía: “mira esto es una limonada y dos galletitas. Tómense esto y acuéstense que esa es la cena”. Entonces, cerraba la puerta para que nadie viera, y a veces la comida era un arroz blanco. Pasamos esas y otras precariedades, por eso es que digo que yo soy afortunado porque mira de dónde yo vengo y Dios me ha dado la oportunidad de triunfar y conocer mucha gente buena en el camino y lograr hacer cosas buenas con el talento que él me dio. Poco o mucho, con eso yo he podido vivir hasta el día de hoy; claro, tratando de hacer las cosas bien hechas.

9. La vida familiar
He sido medio inestable, la música ha sido una pasión muy fuerte y ha sido un rival que las muchachas han encontrado. He tenido cuatro esposas, que son las madres de mi hijos. Las cuatro son mujeres maravillosas, el malo era yo. Tengo seis hijos maravillosos, el más pequeño es mi adoración. Yo soy papá-abuelo porque cuando tuve mis primeros hijos estaba siempre pendiente de la orquesta y los músicos, ahora este muchachito me ha agarrado con más tiempo para dedicárselo a él. Cuando estoy fuera quiero llegar a mi casa para estar con él. Ya tiene siete años.

10. Gran maestro
El maestro Félix del Rosario me inculcó el respeto a la música, sobre todo al merengue, y a hacer las cosas bien hechas. Aún estando en su orquesta tenía problemas con la clave. Una vez estábamos en el Madison Square Garden y me crucé de tal manera…, pero el maestro habló conmigo y me dijo que él entendía que yo podía superar eso, que hiciera un esfuerzo y que pusiera confianza que yo podía hacerlo.

Un largo camino hasta El Equipo

Aquí había un grupo que se llamaba Los Hijos del Rey, donde cantaban Fernando Villalona y Raulín Rosendo, el pianista era Bonny Cepeda y los hermanos Kenton eran los bailarines. Era un grupo que hizo Wilfrido Vargas para su compañía. Entonces cuando salgo de la orquesta de Félix del Rosario me voy a un hotel a Curazao a tocar música de show, que era lo que yo quería hacer en la vida, porque a mí no me gustaba estar dirigiendo, era más cómodo para mí sentarme en un piano a oscuras a acompañar a cualquier artista. Estando allá me llamó el sociólogo Cholo Brenes, que era uno de los dueños de Los Hijos del Rey, me dijo que Bonny se iba, que viniera, y vine. Eso fue en el año 1978. Ahí duramos dos años, y luego me fui a tocar en bajo perfil al bar Las Palmas del hotel Santo Domingo. Tocando ahí, un día me llamó el disquero Bienvenido Rodríguez y me dijo que en esos días había salido Sandy Reyes de la orquesta de Wilfrido Vargas para ver si yo quería hacer un grupo con Sandy. Yo le dije: “vamos arriba” y así nace la orquesta que al principio no tenía nombre. Entonces fui donde Yaqui Núñez, con quien tenía una amistad de muchos años, para que me sugiriera un nombre y él nos sugirió la palabra equipo. Se llamaba Sandy, Dionis y El Equipo.

Superación
“Yo soy afortunado, porque mira de dónde yo vengo y Papá Dios me ha dado la oportunidad de trinufar y de conocer mucha gente buena en el camino”.

Apoyo
“Una de las voces que más nos enorgullece como país es la voz de Sergio Vargas. Él siempre se llevó de los consejos que yo le daba”.

Agradecimiento
“Papá Dios me ha dado la oportunidad de triunfar y conocer mucha gente buena en el camino y lograr hacer cosas buenas con el talento que él me dio”.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas