Menores víctimas de gente muy cercana…

Los casos de abusos sexuales en los niños a veces abren interrogantes sobre posible dejadez por parte de los tutores. Pero cuando el abusador resulta ser un familiar o una persona cercana de la familia, ¿es justo hablar de un descuido paterno?.

Los casos de abusos sexuales en los niños a veces abren interrogantes sobre posible dejadez por parte de los tutores. Pero cuando el abusador resulta ser un familiar o una persona cercana de la familia, ¿es justo hablar de un descuido paterno?.

En las últimas semanas la población dominicana ha sido sacudida por casos de esta naturaleza, que señalan como culpables a personas que se supone, merecen la confianza de las víctimas, o por lo menos de sus padres. Es el caso del sacerdote  Alberto Gil, de quien se rumora violó a 14 niños en la comunidad Juncalito, Santiago; y del teniente coronel Hanley Regalado, acusado de violar cinco veces a una vecinita de 11 años en El Manguito. A ellos se suma el coronel Miguel Ángel Méndez Moquete, quien fue cancelado de las filas policiales, luego de que su esposa lo acusara de haber violado a su propia hija de 11 años.

Alrededor de un 85% de los casos de agresión sexual a menores son de conocidos o allegados a los vínculos primarios de la familia, estima José Miguel Gómez, psiquiatra especializado en la infancia y la adolescencia. “Estamos hablando de padres, padrastros, abuelos, tíos, compadres, vecinos, profesores y doctores, en ese orden es que van”, apunta el especialista, que atribuye esta alta cifra a su experiencia y a investigaciones sobre el tema.

En República Dominicana, cerca de un 40% de los casos que llegan al Ministerio Público envuelven a un cercano del menor agredido, según estima Marisol Tobal, encargada de la Coordinación Nacional de Niños, Niñas, Adolescentes y Familia, entidad que anualmente recibe miles de denuncias de este tipo. Sin embargo, Tobal entiende que son muchos más los crímenes que quedan en silencio. “Estos crímenes, al darse en el entorno familiar o religioso, muchas veces no llegan a los tribunales por la problemática que crea dentro de la familia”, apunta la procuradora adjunta.

De acuerdo con Tobal, estos crímenes que involucran a amigos o familiares se dan por lo general de manera recurrente, durante años e involucran a cualquier adulto, sin importar su estatus social.

Como puede tratarse de personas “corrientes”, es entonces comprensible que estos crímenes causen asombro e indignación, incluso de los profesionales que tratan día a día a las víctimas. La psicóloga Natali Santana, encargada de los Hogares de Paso del Consejo Nacional para la Niñez y Adolescencia (Conani), no deja de sorprenderse con los tantos casos que en su carrera ha manejado, pero los que más le chocan son en los que el padrastro o padre es el violador y la madre de la criatura se niega a creer que esto esté pasando. “Una vez hubo un casos donde una  madre que tenía dos niñas. El padrastro era el agresor y ella decía que las niñas eran unas mentirosas”, recuerda.

¿Cómo evitarlo?

José Miguel Gómez asegura que es posible que los niños superen la agresión si los tutores se dan cuenta a tiempo y buscan asistencia psicológica inmediata, para evitar secuelas. Pero para impedirlo del todo, lo ideal es enseñarle al infante, desde los dos años, que su cuerpo le pertenece y que nadie puede tocar sus genitales. “Si el niño tiene un nivel de educación sexual con su mamá y su papá puede decir quién lo está tocando, porque los tutores han desarrollado la capacidad de dialogar dentro de la estructura familiar. Pero si es un niño que nadie le cree lo que dice, que no hay diálogo familiar y los padres son poco presenciales, es probable que el menor sea abusado”, acotó.

Las víctimas más vulnerables vienen de familias más permisivas y desde casas en donde no hay un control de las personas que entran o salen. Los hijos de personas alcohólicas o drogadictas y aquellos menores que viven bajo la marginalidad social también tienen más probabilidades de ser atacados sexualmente.

Señales de una agresión sexual

Tanto la víctima como el abusador tienden a demostrar inconscientemente que algo malo está ocurriendo en ambos. Según el portal de Child Welfare Information Gateway, dependencia del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estado Unidos, el adulto puede tomar una actitud sobreprotectora frente al menor y limitarlo severamente a tener contacto con otros niños, sobre todo, con los del sexo opuesto. También, suele ofrecerle regalos al abusado cuando está solo o a escondidas de todos.

En el caso de los infantes, son otras las señales que pueden alertar a su tutor. El psiquiatra José Miguel Gómez explica que los menores, cuando son abusados, temen socializar con adultos o con alguno en particular. En todo caso, el especialista exhorta a que los padres se cuestionen por qué el niño, por ejemplo, le tiene miedo al vecino, compadre, o por qué quizás no quiere ir a casa del tío. “Todo niño que tiene temor, miedo o inseguridad a determinado adulto puede ser un indicador”, apunta el psiquiatra.

Las violaciones sexuales en esta parte de la población es una de las causas más recurrentes de ingreso a los Hogares de Paso del Conani. De hecho, según las estadísticas de ese organismo, en los primeros tres meses de este año ingresaron 21 menores, cantidad que es superada por los casos de violencia intrafamiliar (35), protección (27) y maltrato físico y psicológico (22). Se estima que las violaciones a niños están entre las cuatro primeras causas de ingreso a los Hogares de Paso, lugar que recibe a los menores en situaciones vulnerables, cuando la familia no da seguridad y bienestar a la víctima.

“Penosa historia de agresión sexual”

“Era 1998. Recuerdo como si la estuviera viendo ahora, a esa niña, hija de una mujer prostituta”. Así comienza Marisol Tobal a narrar la historia más chocante que le ha tocado procesar en su carrera. Se trató de una menor que a sus nueve años fue entregada a su papá, un ingeniero prominente, cuando su madre decide emigrar del país. Él había embarazado a la madre de la niña, quien se dedicaba a la prostitución.

“Esa niña inmediatamente fue entregada, su papá la tomó como mujer. Él tenía su esposa, sus hijos y cuando se iban de vacaciones, porque era una familia de muchos recursos, el hombre se quedaba con su hija y dormía con ella permanentemente. Esa niña duro casi cinco años en esa situación… La niña contaba que lo último que hacía su padre cuando ella no quería tener relaciones era llevarla a la azotea y  amenazarla con lanzarla”. El hombre fue condenado y la menor pasó a ser custodiada por su tía (hermana de la madre), quien fue la denunciante.

Secuelas de una violación

  1. En la niñez presenta ira, agresividad, dolor, vergüenza o aislamiento, timidez e inseguridad.
  2. Problemas de aprendizaje, miedo, pesadillas, depresión.
  3. Se orina o defeca en la cama.
  4. De adulto, se deja tocar o prostituir, puede convertirse en agresor.
  5. Disfunciones sexuales como vaginismo, anorgasmia, disfunción eréctil y evita encuentros sexuales.
  6. Conducta sexual desorganizada.

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