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En el parqueo de un centro comercial de esta capital, esperaba la salida de otro vehículo después de haber dado tres vueltas al lugar con la finalidad de parquearme. Mientras tomaba el lugar esperado, el sonido de una bocina me hace mirar y abrir…

En el parqueo de un centro comercial de esta capital, esperaba la salida de otro vehículo después de haber dado tres vueltas al lugar con la finalidad de parquearme. Mientras tomaba el lugar esperado, el sonido de una bocina me hace mirar y abrir la ventana de mi vehículo.

Era un señor bien parecido y bien montado quien me gritaba todo tipo de malas palabras y amenazas por creer que yo le estaba usurpando dicho parqueo. Con carácter, me bajé, y solo le respondí: “¿Le faltan otras malas palabras por decir?, Supongo que ni tiene madre, ni tiene esposa, tampoco hija; ya que su desconsideración fue tal que, de verdad, se comportó como si no hubiese salido del vientre de una mujer”. Le pregunté: “¿Le gustaría le dijesen lo mismo a ellas?”. Dicho caballero, solo bajó la cabeza y continuó, supongo que con vergüenza, en vista de que no me contestó.

En estos días se ha estado tratando en todos los medios el tema concerniente a la No violencia hacia la mujer. Esta no solo se manifiesta con agresión física, sino también, verbal. Frecuentemente se ven situaciones como esta, vivida por míen las calles, donde en ocasiones otros hombres intervienen y recalcan: “Respétala, es una mujer”.

Son múltiples las causas por las cuales se repite una y otra vez la agresión y el maltrato del hombre hacia la mujer: Traumas de la infancia, ocasionados a veces por actos de violencia vividos permanentemente en su familia materna, lucha de poder, a veces, trastornos psiquiátricos no manejados adecuadamente, entre otras. Independientemente de cual sea la fuente motivadora para que se manifieste dicha conducta, debemos, unánimes, trabajar para la erradicación de la misma en nuestra sociedad.

Empezando en el hogar, es el acto que nunca debemos permitir sea repetido, por lo cual, desde el primer asomo de violencia, la mujer debe empezar a tratarla buscando ayuda de profesionales de la conducta.

Siempre he insistido con mis hijos sobre la importancia de ponerse de acuerdo, respetarse, amarse, dentro del hogar; siempre les recuerdo: “De la puerta hacia fuera hay muchas cosas que tenemos que contrarrestar, por lo tanto, entre nosotros, tratemos siempre de darnos lo mejor”.

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