NUEVA YORK, EE.UU.- El boxeador filipino Nonito Donaire fue el primer sorprendido la noche del pasado sábado en la pelea que aquí en Nueva York (escenario Radio City Music Hall) protagonizó con el cubano Guillermo Rigondeaux y en la que fue la unificación del título mundial del peso súper gallo (122 libras).
Rigondeaux, quien nunca fue favorecido por los expertos -tampoco tenía la simpatía de los apostadores-, logró una contundente victoria , unánime, sobre Donaire.
Con un fino boxeo, especialmente al poner en positiva ejecución de su guardia zurda, el púgil cubano confundió -casi durante todo el trayecto del pleito-, a su rival filipino. ¡Y ahí estuvo la clave de su triunfo! La victoria de Rigondeaux, quien ahora es el monarca absoluto de las 122 libras avalado por la Organización Mundial de Boxeo (OMB) y la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), se registró en los primeros diez rounds. Con un jab constante, el cual combinaba con su mano zurda en recto y en ocasiones gancho volado, el gladiador cubano acumuló los puntos necesarios que cristalizaron su resonante triunfo.
Donaire, increíblemente, no encontraba el “blanco” de su rival…lanzaba puños con su acostumbrada agresividad, pero no conectaba la cantidad de golpes que buscaba.
Rigondeaux, con velocidad de piernas, movimientos laterales, escurridizo y asestándole a Donaire su efectivo recto, llenó de confusión al destronado monarca súper de la OMB.
A un tris de noquear
Nonito Donaire, al llegar al primer minuto del décimo asalto, tuvo su mejor momento en la violenta pelea.
Con un rápido gancho de izquierda, mandó a la lona a Rigondeaux, quien, sin embargo, ante el conteo de los 8 segundos de protección se puso de pie. El invicto peleador cubano (12-0), no lucía atropellado… ¡ni exhausto! Donaire trató de rematar, pero no logró su propósito y su enemigo supo capear la recia ofensiva. Rigondeaux sobrevivió. Se alzó con la victoria y echó por el piso los vaticinios en su contra.
