La gerencia estatal en la República Dominicana ha logrado un notorio avance con la aprobación, mediante un gran consenso, de la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030, oficializada por la Ley 1-12 del 25 de enero del 2012; pero más aun con su expresión concreta y práctica en el corto plazo a través del Plan Plurianual 2013-2016 que la propia ley ordena en sus artículos 3 y 4. Es la primera vez en la historia de la administración pública que se hace corresponder una estrategia nacional (sin antecedente) con un plan de gobierno, y en sus inicios.
Si bien en varios indicadores cruciales del desarrollo la República Dominicana ocupa los peores lugares entre 144 naciones del mundo, en transparencia en la elaboración de políticas gubernamentales ocupa el lugar 67 del Índice de Competitividad Global 2012-2013 e incluso ha ocupado el honroso lugar 45.
Cualquiera pudiese dudarlo, y hasta afirmar: ¡Hay un error en la medida del indicador! u otra explicación que se considere razonable; esto así pues en calidad de la educación, corrupción, servicio eléctrico, seguridad ciudadana y salud las posiciones del país se encuentran entre las peores del mundo. ¿Cómo entender esa aparente contradicción?
¿Qué lectura se puede dar a tan meritoria posición internacional en cuanto a la transparencia en la elaboración de políticas gubernamentales y tan desastrosos resultados en indicadores cruciales del desarrollo? ¿Cómo relacionarlo con la auspiciosa noticia del Plan Plurianual 2013-2016?
No existe tal contradicción. ¡Somos de las naciones del mundo de más elevada transparencia en la elaboración de las políticas gubernamentales! Sólo basta recordar el Plan Decenal de Educación, el Plan de Desarrollo Cultural, el Plan Decenal de Salud, y nadie puede negar que no solo fueran procesos altamente participativos y transparentes, sino de un nivel técnico tan alto que recibieron elogios y el reconocimiento internacional. Si bien desde los distintos gobiernos que ha tenido el país, sobre todo en los últimos 20 años con la participación y el compromiso de tantas personas que se han involucrado, se ha puesto en evidencia una “gran capacidad de vuelo”, al mismo tiempo se ha demostrado por las fallas de los propios gobiernos una desastrosa “capacidad de aterrizaje”.
El Plan Plurianual 2013-2016 es una gran oportunidad para revertir la situación descrita; pero los funcionarios no se dan por enterados y hay evidentes retrasos, pues se requiere la elaboración de los planes maestros institucionales, sectoriales, territoriales y municipales junto a operativos sistemas de seguimiento; de lo contrario todo se reduce a un plan presidencial que mas allá de las buenas intenciones reproduciría los graves errores del pasado.
