En un lenguaje sencillo, pero dejando ver el incuestionable dominio que le otorgan más de tres décadas ininterrumpidas de carrera militar, en su obra Seguridad, Defensa e Identidad Nacional, el almirante Sigfrido Aramis Pared Pérez, actual ministro de las Fuerzas Armadas, relaciona el tema de la identidad nacional con otros conceptos que a su juicio resultan fundamentales para adentrarse en el conocimiento pleno de la cultura de defensa en República Dominicana.
Hay un pronunciado interés del autor por estrechar conceptualmente las nociones de Seguridad, Defensa e Identidad Nacional.
Pared Pérez recuerda como elementos convencionales de la identidad nacional dos hechos históricos que definieron el devenir de esta media isla como un Estado-Nación: la gesta heroica de la Restauración y la lucha independentista de febrero del 1844.
Sin dejar de mencionar, claro está, otros procesos de lucha que sirvieron de punto de partida para allanar el camino a la consolidación democrática y libertaria, como las rebeliones negras del siglo XVI, la ocupación norteamericana del 1916, y la oprobiosa época que durante 30 años vivió la nación, con Rafael Leonidas Trujillo como presidente dictador.
El autor hace una mención especial de estos acontecimientos, tomados de la colección pictórica “Lienzos de la Identidad Dominicana”, porque a su juicio constituyen una forma genuina de retratar y definir la conformación de la identidad nacional.
Se distinguen igualmente como elementos característicos de nuestra dominicanidad, la existencia y reconocimiento de los símbolos patrios, auténticos y forjados al fragor de cruentas batallas.
En este escenario no deja de referir la adquisición de elementos de la cultura, costumbres y tradiciones propias del pueblo dominicano, como el color mestizo de la piel, la religiosidad popular y mitos y leyendas, producto del encuentro de dos razas, africana y europea.
La obra Seguridad, Defensa e Identidad Nacional resalta asimismo valores como la lealtad, la gratitud y la diversificación religiosa como cuestiones que de algún modo se ajustan a las particularidades o sentimiento de identidad.
“Solo se defiende y se asegura lo que se ama”, expresa el autor. Y además es crítico de situaciones actuales, como la corrupción, de la que dice “ha hecho metástasis en la sociedad infectando todos sus órganos”.
Alude de esta forma su preocupación para que las presentes y futuras generaciones de dominicanos y dominicanas compenetren y se identifiquen primero con los procesos políticos, sociales, culturales y antropológicos que nos caracterizan como nación, como pueblo, y luego enciendan la chispa de la inquietud para involucrarse con la cultura de defensa nacional.
Esta aspiración guarda relación con el fin principal del libro que Pared Pérez pone a disposición del público para su discusión y análisis, que no es más que incentivar la conciencia de defensa en la sociedad dominicana y complementarla con el sentimiento de identidad. l
