El comunicado con el cual el Gobierno anunció la suspensión, no el rechazo, del acuerdo transaccional con los detentadores de títulos de terrenos del Parque Nacional Jaragua en Pedernales, deja una nebulosa sobre el caso, si bien el presidente Danilo Medina merece un reconocimiento por la decisión.
Se había afirmado, por ejemplo, que el mandatario no estaba enterado de algunas interioridades del acuerdo, lo que implicaba la posibilidad de que no toda la información requerida le fuera suministrada, no obstante el hecho, como se ha venido a saber, de que el señor Medina estaba en pleno conocimiento del mismo desde 1997, cuando fungía como secretario de la Presidencia.
En ese escenario, resulta difícil de entender que exonerara de toda culpa por el intento a los tres funcionarios encargados por él de encontrarle solución al litigio judicial sobre los terrenos, elogiando además el trabajo realizado por ellos, en un comunicado en el que asume la total responsabilidad por lo ocurrido.
El comunicado deja en claro que el Gobierno no ha desistido de sus planes de desarrollar el proyecto turístico con el que se trató de justificar el insólito acuerdo con detentadores de títulos que en su momento, hace 16 años, las autoridades del propio partido que aún gobierna
declararon fraudulentos.
Y en él se exhorta a una rápida solución del litigio judicial que existe sobre los terrenos, lo cual sugiere la posibilidad de que un fallo probable a favor de quienes poseen esos títulos permita rehacer los planes hoy suspendidos por el Presidente. Pudiera ser que la suspensión sea vista por sectores cercanos al poder sólo como un breve compás de espera para permitir que baje la marea.
Bahía de las Aguilas es demasiado apetitoso para renunciar a ella sólo por un poco de ruido y el Presidente debe mantenerse alerta contra quienes auspicien esa posibilidad. l
