Los padres con hijos en el arte

Los padres siempre querrán lo mejor para sus hijos. Defenderán a capa y espada todo aquello que entienden beneficiará el porvenir de sus vástagos.

Los padres siempre querrán lo mejor para sus hijos. Defenderán a capa y espada todo aquello que entienden beneficiará el porvenir de sus vástagos. Ley de vida, un sentimiento normal que también tiene sus implicaciones, que se acentúan en el campo del arte y el espectáculo: en la farándula.

Desde el año pasado, he visto de cerca algunas experiencias preocupantes, porque también soy padre, a figuras de la televisión y la música juveniles, con un gran talento, y que tratan de abrirse paso en este negocio. Está muy bien servir de guía, de consejero, llevar a nuestros hijos de la mano como cuando les enseñamos a montar bicicleta. Pero llega un momento en que debemos soltarlos para que puedan pedalear por sí solos. Llega un punto en que no tenemos otra opción que verlos pedalear, mientras van alejándose, dejándonos atrás, con la vista en el horizonte.

Así pasa en el campo del entretenimiento. Podemos concertarles entrevistas, colocación de su música en la radio, presentaciones como parte de cartelera de artistas extranjeros que nos visitan… en el caso de los artistas, pero lo mismo va para aquellos que están en la televisión, en el cine, en la radio, donde sea.
Hay padres y madres en estos momentos empujando por esos hijos en el arte, algunos de ellos que adelantaron el proceso en que estos debían dar el salto. A veces, en el caso de las madres, son más proteccionistas, honrando ese axioma de que “madre hay solo una”. Han hecho, la mayoría de ellas, un trabajo excepcional, porque pudieron llevarles hasta un sitial importante en sus respectivas áreas. Son hijos conocidos, hoy día. Una de ellas es más conocida que su propia madre, que tiene en Santiago todos los años del mundo haciendo TV.

Quizás resulta doloroso aceptar cuando llega el momento en que debemos soltarles, y que caminen por cuenta propia, sin que esto signifique que les abandonamos. Pero nos acercamos a un punto en que ya no se puede más. Todavía tienen tiempo de dejarles que sigan su camino. Que para ellos es más perjudicial que beneficioso insistir en alcanzar la estrella que solo podemos tomar por cuenta propia.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas