Sammy va a su primer juicio ante la historia

Sammy Sosa está de regreso. La gran estrella que una vez iluminó el cielo foráneo a fuerza de cuadrangulares tendrá lo que supone será un indicador de si finalmente entrará o no al Salón de la Fama de Coope

Sammy Sosa está de regreso. La gran estrella que una vez iluminó el cielo foráneo a fuerza de cuadrangulares tendrá lo que supone será un indicador de si finalmente entrará o no al Salón de la Fama de Cooperstown. Mañana la Asociación de Escritores de Béisbol de América (BBWAA, siglas en inglés) dará a conocer quiénes ingresarán al templo de los inmortales. Pero no se trata de un anuncio normal.  Es que la era de los esteroides tiene su sello por todos lados, como ha sido en las últimas votaciones.

Sosa, un dominicano que jugó por 18 temporadas en las Grandes Ligas en las que bateó 609 jonrones, aparece  por primera vez en la boleta junto a un interesante dúo de celebridades: Barry Bonds, rey de los jonrones en las Grandes Ligas (762), y Roger Clemens, un lanzador que obtuvo siete premios Cy Young. Los tres, en algún momento, han sido señalados a los esteroides. A ninguno les han comprobado nada, al menos oficialmente.

Carrera de un Salón de la Fama

Alejados de ese oscuro y espinoso tema, Sammy agotó una carrera digna de inmortalizar. En un momento fue la estrella máxima de las Grandes Ligas, tanto que más de uno considera que el esplendor del que goza en estos momentos la industria del béisbol es gracias a su  talento, que tuvo su clímax en la temporada de 1998, cuando junto a Mark McGwire protagonizó la que ha sido la más brillante carrera por un liderato de cuadrangulares que finalmente ganó el norteamericano. Ese año, ambos quebraron una marca que parecía irrompible en poder de Roger Marris (61) desde hacía 37 años.

Sosa dio 66 (McGwire 70) y fue la primera de tres estaciones con 60 o más cuadrangulares (1998, 1999, 2001), algo que nadie había hecho jamás.

El béisbol venía de una huelga en 1994 y esa fue la vitamina que ayudó a recomponerse. Sammy se llevó el galardón al Jugador Más Valioso (MVP) en 1998 y entre su palmarés de ese año aparece un premio Roberto Clemente, por sus labores comunitarias, y un galardón Hank Aaron por su excelso trabajo ofensivo en la contienda de 1999  cuando dio 63 vuelacercas.

Hablan Manny, Moisés y Tejada

elCaribe, en víspera del anuncio de los nuevos inquilinos del Salón de la Fama, se acercó a Manny Ramírez, Miguel Tejada y Moisés Alou  para conocer sus impresiones acerca del hombre que remolcó 160 en la estación de 2001, la mayor cantidad en la Liga Nacional desde las 191 de Hack Wilson en 1930.

Los tres grandes del béisbol criollo, probablemente también con números de inmortales, no tienen más que honrar la carrera de Sosa. “Sammy es el mejor dominicano que ha jugado en las Grandes Ligas”, declaró Ramírez, quien también fue una fuerza remolcadora en los ‘90 y en los ‘00. “Ese mérito nadie se lo puede quitar, así que no tendría problemas en votar por él. Se lo merece”.

Tejada y Moisés no sólo compartieron época con el nacido en San Pedro de Macorís, sino que tuvieron la oportunidad de lucir el mismo uniforme. “Me ayudó a que tuviera un gran año, porque yo bateaba antes que él”, recordó  Tejada, quien en 2005 lideró las Grandes Ligas en dobles, con 50, la temporada en la que jugó junto a Sammy con los Orioles de Baltimore. “Lo recuerdo como un gran compañero y mis números fueron mejores por él”. En Baltimore, adonde llegó vía cambio desde los Cachorros de Chicago, Sammy empezó a dar visos de que el final estaba cerca. Registró las peores cifras en mucho tiempo, pero igual dejó su impronta en esa franquicia al convertirse, junto a Rafael Palmeiro, en el primer dúo con 500 jonrones en jugar para un mismo equipo. “Sammy valió mucho para el béisbol y no se necesita mucha explicación, porque el béisbol estaba en decadencia y junto a Mark McGwire levantó el juego”, dijo Moisés Alou, quien compartió tres campañas con Sosa en Chicago. “Esos números y esos jonrones ayudaron mucho”, apuntó.

El famoso de Consuelo

La fama de Sammy tuvo su gran despegue en 1993 cuando se convirtió en el primer dominicano que realizaba un 30-30 (jonrones y bases robadas).

Cuando llegó a República Dominicana trajo consigo una cadena de enorme medalla en forma de 30-30 que pocos olvidarán. Su influencia en la sociedad dominicana llegó a ser tal que en 1999 fue investido con un doctorado “honoris causa” en Humanidades por la la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM). Ningún deportista había recibido semejante reconocimiento.

En Estados Unidos igual fue un referente deportivamente hablando, incluso es de alta recordación cuando el entonces presidente norteamericano Bill Clinton lo invitó a estar presente en el famoso Discurso del Estado de la Unión en 1999.

Sammy desapareció del firmamento deportivo una vez se retiró en 2007, pero no hay dudas de que el Salón de la Fama lo tiene de regreso.

Opiniones de tres pesos pesados

“Sus números no se pueden borrar”

Manny Ramírez
Exjugador de las Grandes Ligas

Sammy fue uno de los mejores peloteros de las Grandes Ligas y se merece estar en el Salón de la Fama. Es probable, que como todos, haya cometido errores, pero ya esos números están ahí, no se pueden borrar. Él ha sido el mejor jugador dominicano en las Grandes Ligas y yo le diera mi voto sin problemas”, dijo Ramírez, quien tiene números de inmortal al compilar promedio de bateo de .312 y 555 jonrones. Si no regresa a las Mayores aparecerá en la boleta en 2016.

“Sammy es un Salón de la Fama”

Miguel Tejada
Reales de Kansas City

¡Un salón de fama!  ¡Un salón de la fama!…sin ninguna duda. Los números que puso son muy espectaculares. En verdad creo que eso no hay que discutirlo mucho y soy de los que creen que los números de él están por encima de todo. Votaría por él sin problemas. Sammy tuvo  mucho valor para el béisbol.

Recuerda que el béisbol estaba en el suelo y entre él y Mark McGwire lo subieron, así que nosotros los peloteros debemos estar orgullosos y agradecidos de que eso sucedió”.

“El más trabajador con el que jugué”

Moisés Alou
Exjugador de Grandes Ligas
“Fuimos compañeros de equipo y lo recuerdo como un buen compañero, además de un gran jugador.  Siempre tuvimos una buena relación. Pero si hay algo por lo que recordaré a Sammy es porque fue un gran trabajador. Él ha sido el pelotero más trabajador con el que he jugado a lo largo de toda mi carrera, sin temor a equivocarme”. Moisés jugó desde la contienda de 2002 hasta la de 2004 junto a Sammy con los Cachorros de Chicago. Alou bateó .303 de por vida y dio 2,134 imparables.

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