Números claros

Nos gusta el dinero. Ganarlo y aun más, gastarlo. Cuando se trata de aplicarlo como tema económico, se planta un bostezo. Aburrido, muy…

Nos gusta el dinero. Ganarlo y aun más, gastarlo. Cuando se trata de aplicarlo como tema económico, se planta un bostezo. Aburrido, muy complicado, es la fama que tienen los números.

En los años de colegio, toda asignatura que tuviera números era una pesadilla: matemáticas, álgebra, física, química. Sólo unos cuantos eran aventajados. Digamos que, al ojo por ciento, de 40 estudiantes, a 10 les iba bien y solo a cinco les gustaba ligarse con estas temidas asignaturas.

De cara a la universidad el tema es distinto. Carreras como la Administración de Empresas y la Contabilidad son de las que cuentan con el mayor número de estudiantes. Según el informe general sobre estadísticas de educación superior 2006 – 2009, ofrecido por el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, (MESCYT) de 372.433 inscritos en las 15 carreras con mayor matriculación en el 2009, 37.036 pertenecen a la carrera de contabilidad. Unos 29.665 son de Administración de Empresas, para quedar en el tercero, superado por Derecho, que suma 31.181 estudiantes.

«En el nivel de grado, las cinco áreas del conocimiento con los mayores porcentajes de matrícula son: Administración, Economía, Negocios y Ciencias Sociales con el 29.87% (104.146 estudiantes); Ingeniería y Arquitectura con el 13.96% (48.659 estudiantes)», todas estas cifras corresponden al año 2009.
Estos números no son casuales. Las personas se dedican a estas carreras porque son las que generan mayor oportunidad de empleos (o eso es lo que la mayoría cree) o entiende que les genera mayores ingresos.

Paradójicamente pocos (incluyendo los de estas carreras) conocen el intríngulis del comportamiento económico; se salta la sección de economía de los diarios porque no comprenden los términos que allí se emplean. Y si sales a preguntar a las calles, sólo unos pocos te pueden contestar con claridad sobre este tema.

Aquí no hay culpables. De un lado hay un sistema que no se ha preocupado por invertir lo necesario en la educación de su pueblo. Y de que los que tienen acceso a la educación, no saben aprovecharla. Lejos de buscar responsables, el propósito es motivar a los ciudadanos a interesarse por los temas relacionados con la finanzas públicas, ya que es la realidad inmediata que más fuerza tiene en estos días y en el próximo año, a causa de la crisis que trastorna hasta las más fuertes y gigantes potencias económicas como lo es (o era) la Unión Europea.

Cuela tu café claro
Esteban Delgado, periodista especializado en temas económicos y subdirector del periódico El Caribe, reconoce que hay una forma sencilla de explicar los términos. Vamos a intentar hacerlo de forma clara, para que todo el que lo lea, los pueda entender. Quizá esa ha sido la debilidad de los medios, que se concentran en escribir como si todo el que los lee es economista. El reto es llegarle a todo el público.

Teniendo eso claro, empecemos. Hagámoslo con la Reforma Fiscal, a propósito de ser el tema más sonado desde su declaración en octubre pasado y que ha originado varias movilizaciones por los amargos efectos que tendrá para la población dominicana.

En una encuesta realizada por este medio de manera aleatoria en una zona de la capital, sólo 2 de 10 encuestados pudieron contestar correctamente de qué se trata. El resto vaciló. Bienvenido Medina Encarnación, es vendedor de fruta y tiene 49 años. Dice que la reforma viene a terminar de eliminar la «masa pobre». De su lado, Katy Alvarado entiende que nos ha perjudicado, paralizando la economía. «Es algo que están aplicado, una tasa, que no estaba anteriormente. Un pago de impuestos que el gobierno no te va a retornar», refiere Alvarado, de 30 años y que es de profesión Contadora. La respuesta de Soneida Jiménez de 29 años y que trabaja limpiando en una constructora, viene cargada de dudas: «ellos (las autoridades) no han dado una explicación, tienen que aplicarlo no es claro». Lo que entiende de la reforma fiscal es que todo se pondrá peor porque van a cobrar impuestos. «La cosa viene más difícil», afirma.

Hablamos con los entendidos del tema y ellos nos responden no solo de qué se trata, sino también la razón por la que nuestro país se ve en la necesidad de asumirla. Al juicio de Esteban Delgado se trata de «un conjunto de modificaciones a leyes impositivas existentes y la posible creación de nuevos impuestos». Los países la llevan a cabo para aumentar las recaudaciones e ingresos, que se utilizan para el presupuesto que cada año elabora el Gobierno, para satisfacer las necesidades propias del Estado y para invertir en asistencia social y en construcción de infraestructuras, entre otros gastos».

Para el periodista y economista Edwin Ruiz, la reforma tiene como fundamento una mayor racionalidad en la forma en cómo se recaudan y gastan los recursos públicos, a partir de principios como transparencia, equidad, sencillez, simplicidad, eficiencia… y con el objetivo de impulsar el desarrollo nacional y maximizar el bienestar de los ciudadanos.

«En nuestro país solo se han realizado reformas tributarias (no fiscales), a las cuales se les ha llamado «parches» porque simplemente, sin partir de una estrategia a largo plazo, han buscado tapar agujeros entre los ingresos y los gastos, provocados por el desempeño coyuntural de la economía, por el uso irracional del gasto, par evasión fiscal, por impacto de los tratados de libre comercio, o simplemente, generado por la corrupción pública como es el caso del momento actual».

Al parecer no todo es tan negativo. Ruiz apunta que «desde el punto de vista macroeconómico, en el mejor de los escenarios la reforma genera estabilidad macroeconómica, que consiste en estabilidad de precio y de dólar. Eso está bien, pero no es suficiente».

El impacto más fuerte será sobre los precios de bienes y servicios. Delgado explica que se pagará aún más de lo que generalmente se hace. Habrá impuestos para los combustibles, a las ganancias de las empresas y las personas, al servicio de televisión por cable. Eso significa que habrá un ajuste en los precios, que aunque no sean muy altos, tienden al alza. Eso es más recaudación para el Gobierno, que puede utilizar en el desarrollo de ciertos sectores, como la educación.

Términos que debes manejar. ¡Apréndelos!

Inflación: aumento de precios. Se mide por el índice de precios al consumidor (IPC). Si los precios bajan, entonces se llama deflación.

Déficit fiscal: Es cuando falta dinero. Si ganas RD$20 mil mensuales y tus gastos en el mes fueron RD$22 mil, entonces tienes un déficit de RD$2 mil. Para cubrir ese déficit tienes que hacer una de tres cosas: reducir tus gastos para que no pasen de RD$20 mil, la otra es buscar RD$2 mil prestados para completar, y la tercera es buscar la manera de ganar RD$22 mil en lugar de RD$20 mil.

Gasto público: Es el gasto del Gobierno para financiar y ofrecer a los ciudadanos los servicios públicos, como salud, educación, seguridad, justicia y demás, a partir de las recaudaciones de los impuestos que cobra el gobierno. El gasto de ese presupuesto es lo que se conoce como gasto público.

PIB: Producto interno bruto. Esa es la economía en sentido general. Todos los bienes y servicios que produce un país en un período determinado, en este caso en un año, es el PIB. Es decir, cuando se dice que la macroeconomía creció tanto por ciento, eso es que el PIB creció.

Macroeconomía, ¿con qué se come eso?
Un término muy usado. Los economistas hablan del crecimiento macroeconómico pero el pueblo no entiende cómo es que eso no lo experimentan los productos que consumen. Entonces, ¿con qué se come eso? «El crecimiento macroeconómico a veces ni se come», responde sin rodeos Edwin Ruiz. Continúa: «una economía puede crecer y a la vez los ciudadanos empobrecerse». Si las nuevas riquezas no se distribuyen mediante programas sociales, leyes o políticas, afirma esa será la consecuencia. Las economías de R.D. y Estados Unidos han crecido, pero las nuevas riquezas se han concentrado en pocas manos, incrementando la desigualdad.

«La macroeconomía es el crecimiento de todos los sectores: agrícola, industria, turismo, zonas francas…, es un crecimiento en conjunto. La microeconomía serían los sectores de manera más individual, como las empresas en sentido particular. El sector comercial es el crecimiento macro. Pero si una empresa del sector crece, entonces es microeconomía.

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Delgado dice que en el año que viene se debe actuar con cautela porque habrá muchas limitaciones. Lo correcto y prudente es que las personas no asuman compromisos que vayan más allá de sus posibilidades. «La economía no está sana. La producción no será tan dinámica como en otros tiempos. La demanda ha bajado a causa de la crisis de los grandes países, y eso se reflejará también en nuestra economía».

Consejos de Edwin Ruiz.
«Para los sectores populares y clase media, las opciones son muy limitadas, porque sus ingresos en pesos son fijos de forma nominal, y normalmente consumen todo o la mayor parte, o sea, no pueden ahorrar». ¿Qué pueden hacer? Si pueden gastar menos, gasten menos y ahorren más («Guarden pan para mayo»). Si pueden ahorrar, busquen las mejores tasas de interés, en las instituciones financieras y en el mercado de valores.
– No gasten en nada superfluo o que genere deuda. Mientras menos deudas, mejor.
– Identifiquen los productos y servicios que aun continúen sin gravar por los nuevos impuestos, e incorpórenlos en su canasta de consumo, de modo que el monto de la factura del supermercado o del colmado baje.
– Aprovechen las ofertas de especiales y compren en mercados de productores, de modo que se ahorren una parte del costo de la comercialización.
– Reduzcan gastos fijos como alquiler, telecomunicaciones, combustibles, etcétera. Esto es posible si se comparte el gasto fijo con otras personas. Compartir y cooperar es el secreto.
– Hagan rendir la vida útil de lo que compran: aprieten hasta el fondo el tubo de la pasta de diente, por ejemplo.
– Si pueden, no compre nada que se desvalorice una vez comprado.

Recomendaciones de Esteban Delgado

Lo primero es reducir los gastos y ser cuidadoso al gastar. La gente tiene la mala costumbre de comprar lo que les gusta y no lo que necesitan. Pondré el siguiente escenario: Necesitas comprar un pantalón jean para tu trabajo, tienes RD$500 disponibles para ello. Vas a la tienda y ves uno de RD$400, otro de RD$900 y uno de RD$1.500. El que más te gusta es el más costoso, pero el que tú puedes comprar es el más económico. Lo que debes hacer es pensar más en lo que necesitas (un jean azul) y no lo que quieres.

Ante lo inevitable, lo importante es ajustarse y sobre todo, andar con papel y lápiz. Es decir, si ganas RD$20 mil tienes que buscar la manera de que tus gastos no se pasen de este presupuesto, y si es posible, que te sobre algo. Usted dirá, es que no me alcanza y yo le digo, tienes que hacer que alcancen.

¿Cómo? Recortando.

Un ejemplo interesante es que recientemente se realizó en el país el famoso viernes negro, muchas personas salieron como locas a las tiendas a comprar, ¿qué? no sabían, pero había que comprar. Eso no tiene sentido, si no tienes nada que comprar, no compres. El precio no es alto o bajo por el valor a que te lo venden, sino por la disponibilidad de dinero que tú tienes.

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