El humor tiene sus dos buenos reyes

El humor es un oficio difícil. Es casi un arte para aquellos artistas que logran trascender la cotidianidad, reinventando rutinas, alimentando el espíritu del ingenio, en fin, cuando se es ingenioso.

El humor es un oficio difícil. Es casi un arte para aquellos artistas que logran trascender la cotidianidad, reinventando rutinas, alimentando el espíritu del ingenio, en fin, cuando se es ingenioso. Raymond y Miguel, o Miguel y Raymond, a su gusto, por fuerza de la naturaleza, vinieron a ocupar un espacio que dejaron otros, salvando las distancias, pero pisando muy cerca de la consagrada bendición que sabe dar el público cuando se es popular… y querido.

Esta apreciable –y preciada- pareja que forjó su carrera en la televisión, donde todavía mantienen un programa semanal con unos niveles de audiencia envidiables (marcan hasta 8 puntos en ocasiones, según AGB), se puso en manos del empresario Ramón (Mon) Lluberes, y el productor René Brea, para su vuelta a un espectáculo a casa llena en el teatro La Fiesta del hotel Jaragua.

Este es el escenario que les permite a Raymond y Miguel marcar un poco de distancia de su acostumbrada rutina que se reservan para la televisión. Más cuando pueden contar con una producción de René, quien tiene poco que demostrar y ha ido en franco ascenso en su carrera. Pues lo que presentaron estos dos humoristas en su nuevo show estuvo a la altura de este escenario y de la ocasión: estar en escena con un nuevo concepto para cerrar en grande un año de éxitos considerables.

Con Raymond y Miguel poco se puede (re)inventar: tienen personajes que la gente quiere disfrutar en televisión y en sus espectáculos, guiones inevitables que sirven de gancho a sus pintorescas y efectivas recreaciones que van de la mano de roles como el de Tirso, Tubérculo Gurmé, el You, el Policía, y todas aquellas interpretaciones con los cuales ambos ganaron trascendencia.

Los esqueletos de sus personajes más populares estuvieron recubiertos de un guión igualmente oportuno y efectivo –escrito a dos manos por el propio René y Orlando Holguín– con una hilarante carga política que no es perjudicial para la salud del humor, por el contrario, es un recurso de gran valía para estas apuestas.

Con excepción de algunos momentos en que falló la coordinación, entre salidas y factores técnicos, el show de Raymond y Miguel estuvo a la altura de lo que el público esperaba ver: un espectáculo limpio, con una producción sin desperdicios y enriquecida, y, por supuesto, sus divertidas interpretaciones. Pero a futuro, estos dos talentosos del oficio, deben ir pensando en cómo reservar personajes y rutinas que sirvan de carnada para su programa de televisión, pero que sean una novedad para el público que paga por verles en el escenario.

Lo cierto es que esta pareja tiene muchas cosas que ofrecer al público. Incluso apuestan a “morir en el arte”. “Nos sentimos muy agradecidos con Dios, ya que él nos ha dado más de lo que esperábamos, y el regalo más grande  es la familia que nos ha dado que es lo más importante, ya  que es el soporte de la vida de un ser humano  y sentimos que no tenemos cómo pagarle más que creyendo en Él”, dijo Céspedes recientemente.

Planes
Para el año 2013, los humoristas  Raymond Pozo y Miguel Céspedes estarán presentando un disco de featuring.

Inseparables
Miguel y Raymond se conocieron hace 20 años, cuando el primero formaba parte del elenco del espacio “Caribe Show”. 

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