Ojo

Carmen, una adolescente de 17 años, me preguntaba qué hacer a la hora de tomar decisiones, en virtud de que sus padres no suelen ponerse de acuerdo. Me decía: “A veces no sé cómo debo comportarme, ya que por lo general mi mamá pone una norma,&#823

Ojo

Carmen, una adolescente de 17 años, me preguntaba qué hacer a la hora de tomar decisiones, en virtud de que sus padres no suelen ponerse…

Carmen, una adolescente de 17 años, me preguntaba qué hacer a la hora de tomar decisiones, en virtud de que sus padres no suelen ponerse de acuerdo. Me decía: “A veces no sé cómo debo comportarme, ya que por lo general mi mamá pone una norma, mi papá otra. Razón por la cual estos siempre viven discutiendo. Y, tanto yo como mis hermanos, no sabemos a cuál de los dos vamos a obedecer. En ocasiones, a la hora de dar un permiso para salir, mi madre ya me ha dicho que sí, y después de días programando mi salida, a veces a un cumpleaños en una casa, no soy de mucho salir, mi papá dice que no, porque ella no le había dicho nada. Así de sencillo.” Los hogares que se manejan con roles no definidos, en los cuales no se sabe a quién obedecer, y donde papá y mamá no se respetan, difícilmente puedan cosechar hijos adaptados y adecuados para vivir en sociedad.

Independientemente de si el hogar está dirigido por ambos cónyuges, a lo que llamamos familia nuclear, o si es monoparental (aquellas donde vive solamente uno de los padres), es necesario que no haya contradicción en las reglas, aun en las más elementales establecidas.

Donde además de los padres convive la abuela o el abuelo, es aún más complejo el mantener reglas claras, ya que se mantiene el triángulo donde a veces decide uno u otro. A este tipo se le llama familia trigeneracional, ya que hay tres generaciones conviviendo bajo un mismo techo.

Donde manda mamá, a veces papá y también abuela, o cuando esta última es la persona que más tiempo pasa con los hijos, lo que le permite convertirse indirectamente en quien pone o quita las normas, se generan serios conflictos en cuanto a roles, lo que conlleva un desequilibrio y una falta de norte en los hijos.

Esperar un comportamiento adecuado y respetuoso de un miembro de estas familias ante figuras de autoridad fuera del hogar o un comportamiento social adecuado, es muy difícil. Es por eso que vemos tantas quejas en las escuelas por irrespeto hacia los maestros; en las calles, hacia personas mayores, policías, entre otros. ¿Cómo están en tu hogar las reglas? 

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Carmen, una adolescente de 17 años, me preguntaba qué hacer a la hora de tomar decisiones, en virtud de que sus padres no suelen ponerse de acuerdo.

Me decía: “A veces no sé cómo debo comportarme, ya que por lo general mi mamá pone una norma, mi papá otra. Razón por la cual estos siempre viven discutiendo. Y, tanto yo como mis hermanos, no sabemos a cuál de los dos vamos a obedecer. En ocasiones, a la hora de dar un permiso para salir, mi madre ya me ha dicho que sí, y después de días programando mi salida, a veces a un cumpleaños en una casa, no soy de mucho salir, mi papá dice que no, porque ella no le había dicho nada. Así de sencillo.”.

Los hogares que se manejan con roles no definidos, en los cuales no se sabe a quién obedecer y, mucho menos, donde papá y mamá no se respetan, difícilmente puedan cosechar hijos adaptados y adecuados para vivir en sociedad.

Independientemente de si el hogar está dirigido por ambos cónyuges, a lo que llamamos familia nuclear, o si es mono parental (aquellas donde vive solamente uno de los padres), es necesario que no haya contradicción en las reglas, aún en las más elementales establecidas. Donde además de los padres convive la abuela o el abuelo, es aun más complejo el mantener reglas claras, ya que se mantiene el triángulo donde a veces decide uno u otro. A este tipo se le llama familia trigeneracional, ya que hay tres generaciones conviviendo bajo un mismo techo.

Es importante enfatizar en este último tipo por la frecuencia que se da en la actualidad, por razones del alto índice de divorcios, así como también por problemas económicos.  Donde manda mamá, a veces papá y también abuela, o cuando esta última es la persona que más tiempo pasa con los hijos, lo que le permite convertirse indirectamente en quien pone las normas o quita, se generan serios conflictos en cuanto a roles, lo que conlleva un desequilibrio y una falta de norte en los hijos.

Esperar un comportamiento adecuado y respetuoso de un miembro de estas familias ante figuras de autoridad fuera del hogar  es muy difícil. Es por eso que vemos tantas quejas en las escuelas por irrespeto hacia los maestros; en las calles, hacia personas mayores, policías, entre otros.

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