Sabina y Serrat reviven la orquesta del Titanic

Según nos enteramos antes del show, “cien años después de que se les dio por perdidos en la catástrofe del Titanic,…

Según nos enteramos antes del show, “cien años después de que se les dio por perdidos en la catástrofe del Titanic, han reaparecido sanos y salvos Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina”. Y aunque pareciera contraproducente porque viajaban en barco, aquí en República Dominicana todo comenzó con un viaje en el metro que Sabina pidió realizar junto al maestro Serrat. Luego de algunas paradas en varias estaciones, de comer chicharrón y de entonar sus letras, como según contaron, fueron a parar al Palacio de los Deportes aproximadamente a las 9 y 20 de la noche para un concierto de casi tres horas que prometía ser, más que un desfile de sus más aclamados éxitos, un show completo en el que los asistentes disfrutaron hasta de malabares del gran Joan Manuel “Serratius”, como lo nombró su compañero de escena.

El estadio estaba lleno. No hacía el calor insoportable que siempre arropa el Palacio de los Deportes. El público estaba ansioso por ver a los artistas. Y aunque tuvieron que esperar casi una hora para poder verlos, el ánimo nunca se fue. La banda solo esperaba la señal para empezar, y la escenografía y el montaje desde un inicio demostraron que, lo que se iba a presenciar, sería espectacular.

Dos simpáticos pajarillos en las pantallas insinuaban ser el viejo Sabina y el legendario Serrat. Con las voces de cada uno, y poniendo las reglas del juego, dieron inicio al show con “Hoy puede ser un gran día”, alguno que otro paso de baile, y un repertorio muy bien seleccionado de al menos 30 canciones, que si bien es cierto algunos seguidores esperaban más del uno o de otro, los intérpretes supieron complementar ese deseo compartiendo sus letras, y intercalando los temas. Mientras Serrat embelleció aún más “Una canción para la Magdalena”, Sabina se la lució poniendo en su voz grave “Tu nombre me sabe a hierba”, y juntos entonaron temas como “La Orquesta del Titanic”, “La del Pirata Cojo” y “Y Sin Embargo”, canción que levantó a cada asistente de su silla, y lo puso a cantar y moverse al ritmo de la música, convirtiendo el estadio en una total locura. 

Entre anécdotas de juventud, parodias y burlas que generaron carcajadas, un “tira y jala” que los convirtió en más amigos, el irreverente Sabina disfrutó de una champaña que lo acompaño durante toda la noche. Serrat por su lado, no dejaba de pedir apoyo y compasión para su amigo, que como “es nuevo en el negocio”, su éxito no había sido el esperado. Pero todo era parte de ese gran espectáculo que ha llevado a Latinoamérica a bordo del “fenecido” Titanic.

Sin desperdicios “del pico a la cola”. A estos dos pajaritos, definitivamente no hay quien los mate de un solo tiro. Pueden tener la cabeza blanca, y estar un poco desgastados físicamente. Sin embargo, “Dos pájaros contraatacan” fue la prueba irrefutable de que aún nos queda mucho que ver de estos señores de la música española, que han recorrido el mundo con temas que han marcado a varias generaciones.

La interpretación de “Mediterráneo”, en la voz de Serrat, recibió aplausos de pie de todo el estadio, convirtiendo ese en uno de los mejores momentos de la noche. El homenaje a Chavela Vargas, que fue sostenido con imágenes reales y una carta manuscrita, y que siempre será incluido por Sabina con la entrañable “En el boulevard del los sueños rotos”, probablemente engranujó a quienes la recuerdan con mucho cariño.

Pero, fuera de la interpretación, ¿Qué fue lo mejor de lo mejor?… La apertura, que incluía animación digital y un espectáculo de luces, que permaneció durante todo el show y hasta el final. En segundo lugar, la impresionante presentación de la orquesta, que fue incluida dentro de una de sus canciones en un modo muy jocoso y movido. Y de hecho, su actuación. No dejaron de impactar las irónicas parodias de Serrat y los esperados chistes de Sabina, que no permitieron que el público cayera en ningún momento ni que el extenso espectáculo se tornara aburrido. Y sin olvidar los pasos de baile que los cantantes demostraron que aún pueden dar, combinados con la perfecta química que permaneció siempre.

Para una próxima ocasión. El fanático de Joaquín Sabina es consciente de que al artista le gusta que respeten su trabajo, y su momento en el escenario. No lo dijo una sola vez, ni es el primer concierto, en que ha recalcado que, mientras él esté arriba, se le hace difícil mantener la concentración con las luces de las cámaras. Casi todos los fotógrafos entendieron eso desde el principio. Pero, algo similar a lo que sucedió el pasado 17 de mayo de 2010, pasó ayer.

Durante la interpretación del tema, “Tan joven y tan viejo”, algunos asistentes decidieron tomarse fotos con los cantantes detrás mientras estos actuaban, a lo que el español respondió pidiendo respeto para los de la primera fila, solicitó que lo sacaran del estadio y de una forma más madura y calmada que en sus anteriores presentaciones, expresó su enojo delante de todos, por la acción indecente. Probablemente Sabina perdió un fanático, pero el que va a sus conciertos, y no se atiene a las reglas de su juego, corre el riesgo de que le suceda esto.

Lo que sí es evidente es que el inconveniente no apañó la noche. Los cantautores supieron dar un giro extraordinario a la gran Orquesta Wallace Hartley del Titanic. Si, la misma que se hundió con el Transatlántico el 14 de abril de 1912. Y sin convertir el espectáculo en “otra catástrofe marítima”, ofrecieron al público dominicano uno de los mejores shows que se han disfrutado este año en el país.

Fue como dijo una colega durante la noche: “El que no vino al concierto “Dos Pájaros Contraatacan” se está perdiendo de un espectáculo fenomenal”… y así fue. Ver a Sabina y a Serrat juntos en un solo escenario, contando historias de antaño y entonando poéticas canciones que para sus fanáticos tienen mucho significado, es un privilegio que no se tiene todos los días.

El controversial Bobby Delgado. Probablemente si este desconocido joven no hubiera cantado su tema “Dígame usted por quién votar”, hubiera sido irrelevante mencionarlo en esta nota, pues lamentablemente, a pesar de su avasallante voz que por ratos evocaba al Sandro de América, sus tres primeras canciones no conectaron con el público. Pero solo le bastó con mencionar la actual situación que se vive en el país, el 4% para la educación, la política, y la reforma fiscal, y obtuvo del público, más que aplausos y risas, una ovación de pie. Vamos a seguirle la pista a ver si trae nuevas cosas.

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