Reforma y protesta

La reforma fiscal ha colocado rápidamente en tensión al gobierno de Danilo Medina con las amplias fuerzas organizadas de la sociedad.…

La reforma fiscal ha colocado rápidamente en tensión al gobierno de Danilo Medina con las amplias fuerzas organizadas de la sociedad. Entre un fuerte espíritu de censura a la política de inversión de la administración pasada y la profunda convicción de que el gobierno no necesita de tantos recursos para atender los requerimientos del país, los opositores rechazan las nuevas cargas impositivas que todos pagaremos.

El gobierno, que cuenta con una mayoría calificada en el Congreso, probablemente se impondrá. Sin embargo, ya hay una respuesta anticipada, y es la convocatoria de una protesta o huelga nacional. Una respuesta para hoy competiría con la sesión de la Cámara de Diputados que tiene previsto conocer la reforma, ya aprobada de urgencia en el Senado.

La protesta podría constituirse en una catarsis de los opositores a la reforma. Un desahogo vital frente al gobierno. Los diputados, ya con la presión de los convocantes encima, no sólo estarían actuando como un poder del Estado, que es el Congreso, sino como un brazo político del gobierno.

Desde ese punto de vista, y al margen de que todos los escenarios de discusión de la reforma fueron ya agotados, es previsible que ocurran las dos cosas: expresiones de los protestantes y aprobación de la reforma como una ley ordinaria. Luego se hablará de recurrir al Tribunal Constitucional.

Una cosa debe quedar clara. La administración de Medina sólo lleva dos meses y 21 días. Aunque hereda un gobierno de su propio partido, tiene agenda propia. De todas formas, muchos hechos están consumados. Asimismo, es demasiado prematuro para tocar tambores por una política de desgaste de las actuales autoridades. Falta demasiado para el 16 de mayo del 2016.

El propio presidente ha confesado que la reforma es un trago amargo, pero no encuentra otro remedio. ¿Qué va a hacer el país? ¿Dejarse arrastrar a la autodestrucción, al absurdo de unas protestas sin propósitos sociales y políticos que no sea el desquite? La sensatez es prudente, y la protesta un derecho ciudadano.

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