Yo creo en la inocencia de Vanja

Vanja Abreu, una dominicana dedicada a la docencia universitaria y a dar terapia sicológica en los Estados Unidos, fue condenada recientemente…

Vanja Abreu, una dominicana dedicada a la docencia universitaria y a dar terapia sicológica en los Estados Unidos, fue condenada recientemente por un jurado bajo la acusación de cometer el delito federal de conspiración. La convicción del jurado se produjo en el marco de un juicio sobre fraude al servicio social conocido como Medicare, en el que más de una decena de personas han sido condenadas, a penas que exceden, incluso, los 30 años de prisión.

A Vanja, a quien conozco desde hace más de treinta años, sólo le fue imputado un cargo, el de conspiración, un delito abstracto y que se ha convertido en una herramienta a la cual echan manos los fiscales cuando no tienen una prueba concreta contra una persona.

Al que acusan de conspiración en los Estados Unidos lo pueden condenar, incluso, si no realiza el más mínimo acto de ejecución. Es más: si dos o más personas acuerdan cometer un delito pueden ser condenados por conspiración, al margen de que se configure el delito planeado. Basta  un simple “acto manifiesto”, como rentar un coche, hacer una llamada telefónica o escribir una carta, y sin que ello implique un acto tendente a la materialización del delito.

En el caso de Vanja, que cientos de dominicanos seguimos desde la distancia, la jueza Patricia A. Seitz en varias ocasiones le dijo a la fiscal Jenniffer Saulino que no veía “un caso” en su contra.  Y los dueños de la clínica donde se produjo al fraude al Medicare testificaron que Vanja nunca participó en una reunión o maniobra tendente a defraudar al Estado.

Pero lo que más sorprendió es que, el pasado mes, cuando la jueza dictó la sentencia sobre Vanja, durante más de media hora argumentó que no creía en su culpabilidad y que no había visto pruebas en su contra. Pero, finalmente, para “respetar el sistema” le impuso 108 meses de prisión y el pago de US$72.7 millones al Medicare.

¿Cómo puede un juez que en pleno juicio dice, en no menos de dos ocasiones, que no ve pruebas contra una persona, imponer una pena de nueve años y una multa multimillonaria, bajo el alegato de “cumplir con el sistema”? ¿Acaso el “sistema de justicia” norteamericano no se vanagloria de ser el más respetuoso de los derechos civiles de las personas?

Fui de los cientos de dominicanos que envió cartas a la jueza Seitz, testimoniando nuestra creencia en la inocencia de Vanja Abreu. Hoy, no solo sigo creyendo en esa inocencia, sino que al recibir una pena draconiana, pienso que se ha cometido una gran  injusticia. Y que se debe luchar por corregirla.

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