Desconcertante

La ley  que crea la Estrategia Nacional de Desarrollo en su artículo 33 define el Consejo Económico y Social (CES) como “el…

Hemos visto el comunicado publicado por el Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS) en El Nacional de ayer bajo la firma de su director César Mella Mejías, con una carta dirigida al presidente de la República Danilo Medina y la copia de otra que el presidente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) Miguel Vargas Maldonado le dirige al médico y dirigente de esa organización.En su carta a Mella Mejías, Vargas Maldonado le informa que va a “disponer del cargo que Usted ostenta como director del IDSS, para que otro compañero lo ocupe”. El propósito es darles la mayor participación posible a las “compañeras y compañeros del partido, siempre y cuando estos cuenten con la preparación y las condiciones necesarias para desempeñarse con eficiencia y honestidad en las funciones públicas”.

Asimismo, le recuerda que adopta esa decisión en virtud del acuerdo suscrito por el PRD y el PLD sobre un “Acuerdo de Gobierno Compartido de Unidad Nacional” para garantizar la participación de los perredeístas en el mismo.

No hay que decir nada para que se entienda que esa comunicación ha debido desconcertar al director del IDSS, y al conocerse ahora, imaginamos que a medio país. Asimismo, desdice del presidente del PRD y canciller de la República. Sugiere también que no existe comunicación entre él y Mella Mejías. Más todavía, que una cuestión de Estado pueda plantearse en esos términos, como si los cargos públicos fuesen propiedades de los partidos y de los dirigentes.

Como bien señala el director del IDSS en su carta al presidente Medina planteándole tan extraña situación, en cualquier caso su salida debe ser decidida por el Poder Ejecutivo, que lo encarna él y no un dirigente político.

No se entiende cómo Vargas envía esa carta. Sustenta abiertamente una visión acerca del poder público como agencia compensatoria por servicio político. Falta ahí un mínimo sentido de prudencia.

Desde cualquier perspectiva, el caso coloca al presidente Medina en una situación incómoda.

Supone también un rompimiento del director del IDSS con el presidente del PRM y devela un lastimoso caso de cómo la política deviene en un medio de vida, más que de servicio público.
Penoso y desconcertante.

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La ley  que crea la Estrategia Nacional de Desarrollo en su artículo 33 define el Consejo Económico y Social (CES) como “el espacio para la discusión y concreción de pactos entre las distintas fuerzas económicas y sociales que permitan la adopción de políticas que por su naturaleza requieren un compromiso de Estado y el concurso solidario de toda la Nación”.

 Más adelante, esa misma ley, en el artículo 36 “consigna la necesidad de que las fuerzas políticas, económicas y sociales arriben a un pacto fiscal orientado a financiar el desarrollo sostenible y garantizar la sostenibilidad fiscal a largo plazo, mediante el apoyo sostenido a un proceso de reestructuración fiscal integral y el marco de una ley de responsabilidad fiscal que establezca normas y penalidades para garantizar su cumplimiento”. Es el famoso pacto fiscal del que tanto se ha hablado.

En cumplimiento del artículo 33, el gobierno activó al Consejo Económico y Social con el propósito de discutir la propuesta de reforma integral y escuchar su parecer. Ayer, ese organismo consultivo emitió un documento algo desconcertante, porque según nuestra superficial impresión, no está referido de manera concreta al propósito de la reforma proyectada.

Los miembros del Consejo se reúnen, según el documento, para “conocer y emitir una opinión sobre el marco presupuestario” para el 2013. Y por extensión, prima facie, en el proceso de diálogo para concertar “un pacto fiscal”.

Pero el Consejo no aborda de manera directa el tema del pacto fiscal, sino que más bien encara al gobierno. Una fuerte reprimenda al gobierno anterior, al que atribuye  un manejo dispendioso del presupuesto de 2012, y adelanta su recomendación sobre el tamaño del presupuesto de 2013 y la calidad del gasto.

Las mayores angustias de los dominicanos informados rondan en estos momentos sobre los alcances de la reforma fiscal y las tendencias del 2013. El país espera del CES propuestas específicas y esclarecedoras sobre la reforma, alternativas al trago amargo que ha anunciado el gobierno.

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