La película en colores más antigua del mundo es hallada en museo de Inglaterra

Un importante hallazgo se produjo en el Museo Nacional de Medios de Bradford, en Inglaterra, pues los trabajadores del recinto encontraron en sus dependencias…

Un importante hallazgo se produjo en el Museo Nacional de Medios de Bradford, en Inglaterra, pues los trabajadores del recinto encontraron en sus dependencias la película en color más antigua del mundo.

«Gracias a este maravilloso hallazgo se puede reescribir la historia del cine», dijo el director del museo, Paul Goodman, sobre la cinta, que dataría de 1901 o 1902.

El curador del museo en materia de cine, Michael Harvey, comprendió en seguida en significado de la grabación en cuanto la vio por primera vez. «Quedamos encandilados con estas películas en color filmadas hace 110 años. Volvían a la vida ante nuestros ojos», recuerda.

Aunque en lo temático, el contenido de esos rollos de película no sea espectacular -se ven, entre otros, a tres niños jugando con girasoles, un desfile militar y un papagayo- técnicamente suponen una pequeña revolución. Las grabaciones documentan un método de coloreado para imágenes en movimiento que a principios del siglo XX cayó en desgracia y quedó en el olvido.

Sin embargo, su exactitud cromática ensombrece ahora la posterior técnica Kinemacolor, inventada por el fotógrafo británico George Albert Smith. Hasta ahora, las películas en Kinemacolor del año 1909 se consideraban las más antiguas.

Los rollos recién descubiertos fueron grabados por el fotógrafo británico Edward Raymond Turner, quien para practicar filmó a sus propios hijos en el jardín. En 1899, él y su mecenas, Frederick Lee, patentaron esta técnica, pero como en los meses que siguieron no hubo resultados convincentes, Lee perdió el interés en el proyecto.

Así, otro empresario asumió la financiación: el estadounidense Charles Urban, muy interesado en el desarrollo de las películas en color y que después también apoyaría el método Kinemacolor. Tras la repentina muerte de Turner, en 1903, el trabajo de este pionero quedó en manos de Urban, que antes de morir, en 1937, lo donó al Museo de la Ciencia de Londres.

Durante años, aquellos rollos de película pasaron desapercibidos en el archivo del museo, hasta que en 2009 fueron descubiertos cuando la colección se cedió a Bradford. Un equipo de expertos del museo digitalizó las grabaciones durante un arduo proceso a lo largo de tres años.

Gracias a la información sobre la cámara utilizada, la fecha de defunción de Turner y pequeños detalles como la edad de los niños que juegan en el jardín, los expertos dataron la grabación en torno a 1902.

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