Raquel Paiewonsky nos habla de sus favoritas

Al conversar con la artista visual Raquel Paiewonsky sobre cuál es su obra favorita, nos dice que otorgarle el título de favorita en…

Al conversar con la artista visual Raquel Paiewonsky sobre cuál es su obra favorita, nos dice que otorgarle el título de favorita en este universo donde las posibilidades y la diversidad de sensibilidades y lenguajes son tan amplias, sería encasillar algo tan versátil y fluido como la percepción del arte. «Pero siempre queda la maravilla de ser sorprendidos por algo nuevo o mejor aún por algo viejo o que antes no nos sorprendió y que ahora sí lo hace, evidenciando nuestro constante proceso de cambio y empatía hacia ciertos temas y prácticas”, agrega. Siendo así, comentó acerca de tres obras que ha tenido el privilegio de  presenciar recientemente y que la han dejado sin aliento.

1. Las dos Fridas, del grupo chileno Yeguas del Apocalipsis. A estos dos artistas, Pedro Lemebel y Francisco Casas, les tocó vivir no sólo la violencia física, social y política del régimen chileno, sino también el estigma de ser homosexuales durante la explosión del Sida a principios de los 80. Esta obra, que hace alusión a la pintura del mismo titulo de Frida Kahlo, fue un performance donde vestidos con todo el nivel de detalles y conectados como en la pintura original, se hacen una transfusión de sangre del uno al otro, tomando como punto de partida el dolor en la obra de Frida y extrapolándolo a la realidad y crudeza de su propio momento. Utilizaban su propio cuerpo como eje transversal a través del cual manifestaban la violencia y resistencia social hacia esta minoría sexual e ideológica.

2. Impenetrable, de la artista Mona Hatoum. Esta artista libanesa nacida en Beirut tiene un discurso artístico sólido, coherente y sumamente seductor. La obra es una estructura etérea y hermosa que casi desaparece en el fondo. Juega con la idea del penetrable que conocemos y aunque en esta ocasión de lejos vemos un espacio delicado y afable en suspensión, cuando nos acercamos vemos que cada uno de los elementos verticales son alambre de púa hechos en acero. Esta instalación involucra al espectador en emociones encontradas entre el deseo y el rechazo, el miedo y la fascinación. Es una obra sensorial que a través de lo visceral nos asoma a lo racional. El trabajo de Mona Hatoum tiene una clara relación de nuestro cuerpo físico y el espacio social y político que nos rodea.

3. Instalación para la Bienal de Estambul de 2003, presentada por Doris Salcedo. Es una concentración de 1.550 sillas sostenidas entre dos edificios en el centro de la ciudad. Con esta pieza la artista logra de manera muy poderosa enfrentarnos a una imagen que evoca una especie de topografía de la guerra, haciendo referencia a los desplazamientos y migraciones masivas. A través de este y otros trabajos se refiere al legado del racismo y colonialismo sobre el cual se ha construido la modernidad. Dice que en Occidente la idea de prosperidad y progreso se ha construido sobre la explotación colonial y la violación a los derechos de algunos grupos. Estas sillas tienen una fuerte conexión con lo humano y a la vez tienen la capacidad de evocar ausencia. Es una obra realmente espectacular que refleja la experiencia individual y a la vez colectiva.

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