Durante la pasada campaña electoral, el hoy presidente electo Danilo Medina asumió muchos compromisos de acciones a ejecutar en caso de llegar a la Presidencia de la República. No hay dudas que entre sus planteamientos más importantes está su intención de consensuar con los sectores vinculados tres pactos para el desarrollo: el pacto fiscal, el pacto eléctrico y el pacto por la educación.
Si se ubican en orden de prioridad, el nuevo presidente tendría que empezar por el pacto fiscal, pues es donde hay más urgencia para iniciar el próximo año con un presupuesto de ingresos y ley de gastos públicos basado en una mejor calidad del uso de los recursos y porsu puesto mayor disponibilidad, ya que el déficit fiscal va en aumento.
Los pactos por la educación y la electricidad son de gran importancia y deben establecerse, pero hay que dedicarles más tiempo.
El largo período de transición que constitucionalmente está establecido en el país no parece que haya sido aprovechado por el presidente electo y su equipo de colaboradores para avanzar en la concreción del urgente y necesario pacto fiscal. Si se ha avanzado, la discrecionalidad que caracteriza al nuevo mandatario no ha dejado ver alguna señal en esa dirección.
Estos 85 días de transición pudieron ser aprovechados para formalizar o al menos avanzar con la dirigencia empresarial, los representantes de los sectores productivos y los más influyentes actores de la economía en el diseño de lo que sería llevado al Congreso Nacional para su pronta aprobación, previo consenso y sin complicaciones.
Parece que el presidente electo y su equipo se concentrarán en esa labor durante el llamado período de gracia de los primeros 100 días que siempre se le concede al gobierno cuando se inicia.
Tal vez ya se ha avanzado. Es probable que exista un pacto preconcebido y casi consensuado. Ojalá sea así, y que no nos hayamos enterado debido a la discreción del nuevo presidente.
