Diez años después (III)

Los acontecimientos se sucedieron con gran velocidad, una vez que arrancaron con la sospecha de Hoover y el presidente Johnson, de que el movimiento…

Los acontecimientos se sucedieron con gran velocidad, una vez que arrancaron con la sospecha de Hoover y el presidente Johnson, de que el movimiento constitucionalista formaba parte de la conspiración comunista encabezada por la Unión Soviética y Cuba, que puede inferirse de la conversación entre el presidente Johnson y el congresista texano George Mahon que relata Weiner.

Dice Mahon: “Con todas estas técnicas terroristas que desarrollan en el mundo, me temo que está adviniendo el momento, como esta cosa de Santo Domingo, de ellos refinar sus instrumentos de terror. Podrían hasta hacer volar el Capitolio cualquier día. Sin duda, respondió LBJ, y tenemos que enfrentarlos directamente”. Se inician con el nombramiento el 27/04/1965 del almirante William F. Raborn como jefe de la CIA, juramentado el 28/04/1965. Continúan con la orden al US Navy, del 27/04/1965 -tras colapsar la resistencia armada contra el Movimiento Constitucionalista- de evacuar de la isla a unos mil ciudadanos norteamericanos, y la recomendación del subsecretario de Estado, Thomas Mann, de conformar una junta de gobierno en el país.

El 28/04/1965, Johnson ordenó el inicio de la intervención armada con el desembarco de una fuerza de 400 marines, y al amanecer del 29/04/1965 los guardias militares de la embajada norteamericana recibieron fuego de francotiradores, que respondió el presidente Johnson con el envío de una fuerza adicional de 1,000 soldados. En la tarde de ese mismo día, Hoover dijo a LBJ en la Casa Blanca en conversación privada, que “veía una amenaza global mientras los comunistas se movieran en el Caribe, y Kremlin estuviera conduciendo el Vietcong, y los marxistas americanos y sus amos de Moscú estuvieran motorizando el movimiento antiguerra norteamericano. Los sucesos de RD son parte de un patrón a escala global.”

El 30/04/1965 LBJ dijo a Abe Fortas, su abogado, que creía que los comunistas estaban moviendo otros lugares del hemisferio como parte de un todo atado a Vietnam, de manera que la disyuntiva eran los Castro o la intervención.

Creyendo que los Castro eran lo peor que podría ocurrir a la política interna de Estados Unidos, ordenó la intervención con la fuerza de su estamento militar, bajo el mando del general Bruce Palmer Jr. al frente de un ejército que llegó a sumar 42,500 militares. El general Earle Wheeler, jefe de estado conjunto de las Fuerzas Armadas de EE.UU. entregó a Palmer sus órdenes: “Su misión anunciada es salvar vidas norteamericanas. Su misión no anunciada es prevenir que la RD se convierta en Estado comunista. El Presidente ha declarado que no permitirá otra Cuba. Usted deberá tomar toda medida necesaria para el logro de su misión”. (Continuará).

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