Por Villalona y el teatro

Debo hacer un paréntesis para expresar lo que todos sabemos: Que si hay algo duro en la vida es despedir a un amigo en su muerte, que también es nuestra, porque con cada amigo que muere, como Rafael Villalona, morimos todos un poco y se agigantan más y más los recuerdos de cuando refundamos, con él, el teatro para la era moderna en su Escuela de Arte Escénico, del 62 en adelante, con Narcisazo, Lucero, Heredia, Miranda, Casanova, Lucy, Delta, Encarnación, Armengol, Guarionex, Uribe y Lendeborg, con nuestros maestros Perita, Lizán, Lebrón, Margarita, Lucía y Niní.