Mal momento de España

La crisis que viven la mayoría de los países de la Comunidad Europea toca fondo en España, que tiene el triste espejo de Grecia,…

La crisis que viven la mayoría de los países de la Comunidad Europea toca fondo en España, que tiene el triste espejo de Grecia, que se repone, después de grandes convulsiones políticas.

El miércoles, el gobierno de Mariano Rajoy, que en medio de la crisis entusiasmó a los españoles como una posibilidad para revertir la situación, anunció un paquete de medidas que han desatado más protestas.

Encima de la pérdida creciente de empleos (más de un 25% de desempleados, el mayor de toda Europa), inestabilidad  de precios, desalojos compulsivos, de forma tal que ya en España se habla vivamente del Índice de Miseria (26.4%), según la Asociación de Grandes Empresas de Trabajo Temporal, plantear mayores restricciones, podría estimular mayor conflictividad.

Nuevos impuestos, recortes salariales a los servidores públicos, cierres de empresas estatales y una reducción de la edad de jubilación, para disminuir el gasto del gobierno en 79 mil 850 millones de dólares, en plena recesión, creciente déficit fiscal y el nerviosismo de los dueños de la deuda del Estado, pintan un triste cuadro.

En esa realidad, se desenvuelve una comunidad dominicana sometida a mayores embates de los que sufren los españoles. El paro de los inmigrantes latinoamericanos se estima por encima del 45 por ciento y son muchos los dominicanos que tratan de regresar a su país. Algunos no encuentran dinero  siquiera para comprar un ticket de avión.

El presidente Rajoy encara la crisis desde una perspectiva dramática. Se juega el futuro de España, ha dicho, pero es interesante observar que todas las restricciones se fundamentan en la necesidad de ajustarse a un programa de condicionalidades impuesto por los ministros de Finanzas de la Comunidad para salvar la deuda con los bancos de la eurozona y de la misma España.

Una difícil situación que necesariamente se refleja en el país. Un mercado emisor y de inversores en declive y los dominicanos remesadores ahora en la ruina. Todo muy lamentable, un duro momento que nos obliga a fortalecer  los vínculos históricos y culturales. En este mal momento, nuestra solidaridad.

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