¿Quién escribió la Biblia? (1)

[La edición de los primeros cinco libros de la Biblia (Torá para los judíos, Pentateuco para los cristianos) es desde el punto…

[La edición de los primeros cinco libros de la Biblia (Torá para los judíos, Pentateuco para los cristianos) es desde el punto de vista literario una de las grandes hazañas de todos los tiempos. Así lo demuestra el profesor Richard Elliot Friedman, famoso autor de polémicos libros como “¿Quién escribió la Biblia?”, “La cara oculta de Dios” y “La Biblia con sus fuentes reveladas”. Friedman, doctorado en Harvard, se especializa en estudios judaicos, y en la entrevista que se disfrutará a continuación revela el apasionante proceso de redacción y edición de los primeros cinco libros de la “Biblia hebrea o Tanaj,  antes de ser conocida como el Antiguo Testamento”. Libros que se atribuían, según la tradición hebrea, a una sola fuente, Moisés, son sometidos por el profesor Friedman, a un riguroso análisis estilístico, histórico, lingüístico que le permite identificar varias fuentes y descubrir la existencia de un editor que logró integrarlas en un solo cuerpo, tal como lo conocemos hoy en día, producir como quien dice una fusión casi milagrosa, aunque no perfecta de las diversas fuentes. Fuentes que en ocasiones obedecían al interés personal, político, a la ambición pura y simple de los mandatarios de turnos, a los requerimientos del poder y las intrigas sacerdotales. Dejo ahora a los lectores con la primera parte de la entrevista de Laura Sheahen (PCS)].

Entrevista a Richard Elliot Friedman, por Laura Sheahen. Está publicada en el sitio web Beliefnet (http://beliefnet.com/story/139/story_13986_1.html). Traducción de Alberto Loza Nehmad.

En su introducción, usted dice que su trabajo -identificar y separar a los diferentes autores de los cinco primeros libros de la Biblia- no intenta producir ninguna crisis en la fe. Obviamente, hay gente que tiene fuertes creencias acerca de quién escribió la Biblia. ¿Cuál es el rol de la inspiración divina en este tema?

Algunos de los primeros eruditos bíblicos que se cuestionaron quiénes fueronlos autores dijeron: “Bien. No fue solo una persona, no fue Moisés quien escribió los primeros cinco libros”. Incluso, estas personas eran sacerdotes, rabinos o pastores, todos creyentes devotos. Su respuesta fue: “De acuerdo. No fue Moisés quien la escribió, fueron otras personas, pero a pesar de todo, todavía sigue viniendo de Dios”. Hoy en día, hay judíos y cristianos, gente religiosa, que asume el mismo punto de vista: sigue siendo de origen divino. Pero para otros, se trata de un punto de vista problemático e inaceptable. Ellos se quedan con la tradición de que fue dictada por Dios a Moisés en Sinaí. De modo que, sí, para ellos es un tema difícil. Mi propósito es poner la evidencia a la vista de todos, para que la gente pueda argüir a favor o en contra. Mi propósito no es herir a nadie. La gente se imagina que todo el tiempo estoy siendo atacado por los cristianos fundamentalistas y los judíos ortodoxos, pero en realidad no es así. Nos mantenemos en un respetuoso desacuerdo.

Su nuevo libro “La Biblia con sus fuentes reveladas”, trata acerca de los diferentes autores de los primeros cinco libros de la Biblia. ¿Quiénes son esos autores?
Las principales y más extensas fuentes son los textos J y E, llamados así debido a que entre las muchas diferencias que tienen entre sí, cada uno tiene una idea diferente acerca de cuándo el nombre de Dios, Yahweh, fue dado aconocer a la humanidad. Uno de ellos tiene la idea de que el nombre “Yahweh” fue conocido desde los primeros tiempos, y es llamado J porque en alemán se escribe Jahwe (los eruditos bíblicos alemanes desempeñaron un papel prominente en el estudio e identificación de J). La otra fuente entiende que el nombre de Dios no fue revelado si no hasta mucho después, en los tiempos de Moisés, así que hasta ese tiempo Dios es conocido como Dios, que en hebreo es Elohim. Por eso se llama E. Estas dos fuentes provienen de un período muy temprano de la historia israelita. Sabemos esto por una variedad de razones, especialmente dado que ambas usan un nivel de hebreo más antiguo que el usado en los otros cinco libros.

¿Cómo el inglés norteamericano de hoy, a diferencia del de Shakespeare (1654-1616) o el de Chaucer (1340-1400)?
Exactamente. Ellos -J y E- se encuentran muy lejanos del hebreo de algunas p artes de la Torá. De vez en cuando oímos a un estudioso de la Biblia sugerir que J y E son en realidad tardíos, pero es como si usted y yo estuviésemos conversando y yo empezara a decir “¡cata!” por decir “¡mira!” “Allende”, por decir “más allá”, y sacara luego un punzón de talabartero de mi bolsillo. En mi nuevo libro usamos diferentes colores y tipos de letras, cursivas, negrita, todo lo que permita a la gente leer más fácilmente cualquier frase de los cinco primeros libros de la Biblia, al mismo tiempo que identifica a las fuentes.

J y E contienen la mayoría de las historias del Génesis que nos son familiares: la Creación, el Diluvio y otras. ¿Es así?
Sí, muchas de las más famosas historias aparecen primero en J y en E. J tiene la historia del Diluvio, de Adán y Eva, Caín y Abel, la Torre de Babel. E tiene el sacrificio de Isaac. Así que ambas reúnen una gran colección de historias. La hipótesis es que la Tierra Santa estaba dividida en dos desde 922 hasta 722 AC ,con el reino de Israel en el norte y el de Judá en el sur. La versión E de las historias vino del reino del norte, y la versión J vino del reino del sur.

¿Tenían una agenda diferente los escritores provenientes de ambos reinos?
Claro que sí. El autor de J (del reino del sur) no era un sacerdote. El autor de E (del reino del norte) sí era un sacerdote, pero de un grupo de Levitas que trazaban su ascendencia hasta Moisés. En la fuente E, el Becerro de Oro es construido por Aarón. Aarón es el ancestro del otro prominente grupo sacerdotal en Judá, que había excluido a los otros Levitas del sacerdocio. Por otro lado, la fuente J no cuenta la historia del Becerro de Oro. Con la destrucción del reino del norte de Israel en 722 AC, dejó de haber dos países y se pasó a tener uno solo. Poco después de estos acontecimientos, los dos textos, J y E, vinieron a ser reunidos por un redactor a quien conocemos como RJE. Si usted lee J y E juntos tal como los puso RJE y quita todo lo demás de la Biblia, J y E se leen casi como un solo texto continuo.

Es decir, ¿no hay demasiadas contradicciones ni super posiciones?
Hay algunos dobletes interesantes entre ambas fuentes; por ejemplo, en ambas, Abraham le dice a un rey extranjero que su esposa Sara es su hermana. Cuando se descubre el engaño, el rey expulsa a Abraham en pago por el insulto inferido. A veces J y E presentan historias duplicadas, pero con algunas diferencias. A veces son completamente diferentes. E tiene el sacrificio de Isaac y el Becerro de Oro, y J no los tiene. Pero J tiene la historia de los tres visitantes de Abraham, que E no tiene. Cuando los textos J y E se leen juntos, parecen una historia continua, lo que significa que el editor cortó partes de J y partes de E, pero creó algo que podría funcionar como una historia continua para cualquier lector. Fue el segundo más brillante trabajo de edición de la Torá. Ahora, imagínese que usted es un sacerdote en Jerusalén y que usted traza sus antepasados hasta Aarón, pero tiene esa proto Biblia diciendo que el ancestro de usted hizo el Becerro de Oro y que el hombre principal era Moisés. Así, una tercera fuente, una tercera versión de las historias fue compuesta en ese momento por un sacerdote para…

… ¿Apoyar al grupo sacerdotal?
Correcto. Duplica un montón de historias, pero las cuenta desde un punto de vista diferente, y por cierto no repite la historia del Becerro de Oro. Debido a su perspectiva sacerdotal, esta fuente es conocida como P [Priest, en inglés]. Y está escrita intencionalmente como una alternativa a la versión J E. En J E a menudo se lee “Y el Señor habló a Moisés”. En P, se lee “Y el Señor habló a Moisés y a Aarón”. A veces esto es llamado fraude piadoso, pero yo no pienso que esa persona haya cometido ningún fraude, para nada. Él estaba intentando decir la historia como la entendía, de una manera que no fuera dolorosa para su grupo.

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