“Nosotras compartimos perseverancia, constancia y coherencia”

Hace diez años, a raíz del huracán Georges, tres damas que solían reunirse mientras esperaban la salida de clases de sus hijos, quienes estudiaban en el Liceo Francés de Santo Domingo, tuvieron una idea en común:

Hace diez años, a raíz del huracán Georges, tres damas que solían reunirse mientras esperaban la salida de clases de sus hijos, quienes estudiaban en el Liceo Francés de Santo Domingo, tuvieron una idea en común: buscar la manera de hacer una labor social en la que pudiesen ayudar a niños desfavorecidos.Aunque en un principio  Nelia Barletta, Mijo Leurent y Elisabeth Puig no eran grandes amigas, cada día se sentían más involucradas en sus planes, y es así como por sugerencia de sor María Paula, de la congregación Sagrado Corazón de Jesús, decidieron visitar el sector de Villas Agrícolas, ubicado en la zona norte de la capital, para constatar la situación de precariedad en la que vivían sus habitantes. Ya con una visión concreta de esta realidad, deciden que éste sería el lugar para su  accionar, y gracias al padre Domingo, encargado de la parroquia San Mateo Apóstol en ese entonces, quien les cedió un espacio, crean una biblioteca con el objetivo de motivar a los niños a la lectura.

Con el paso del tiempo, el lugar no era suficiente para la demanda de los pequeños que asistían en busca de información y es así como deciden mudarse a un lugar más amplio. Al no encontrar una casa adecuada, el padre Domingo les ofreció unos terrenos que tenía la iglesia en el sector, a lo que Nelia, Mijo y Elisabeth accedieron gustosas viendo la posibilidad de poder ampliar más su ayuda.

En primera instancia, con ayuda de varias empresas privadas, se levantó una edificación de un nivel, luego aumentó a un segundo piso y en la actualidad cuenta con cuatro plantas, las que han dado forma a lo que inició como un sueño de tres emprendedoras que, a pesar de haber nacido, Mijo y Elisabeth en Francia y Nelia en Cuba,  se sienten dominicanas y aman el país como si fuese su patria, por los años que tiene residiendo en él, donde han levantado  sus hogares y sus familias.

La lucha fue ardua, pero de granito en granito han podido instituir lo que hoy es la fundación sin fines de lucro y no gubernamental  que ha sido bautizada con el nombre de Abriendo Camino, cuyo trabajo es motivo de gran orgullo para sus creadoras y colaboradores.

¿Porqué el nombre  Abriendo Camino?
Nelia: En un principio teníamos varios nombres, como La tortuga o El lagarto, pero llegamos a la conclusión de que Abriendo Camino, era el ideal, porque estábamos abriendo un camino para el futuro y la educación de los niños.  Estamos legalamente constituidos por un decreto presidencial.

¿Quiénes integran la fundación?  
Mijo: Las tres somos las fundadoras y hace dos años se unió a nosotras, en el área de Coordinación Pedagógica, la psicológa  Alejandra Soto, de origen Costarricense. También contamos con un equipo de 10 profesores que imparten clases de español, matemáticas, computación, deportes y encargadas de la biblioteca.

¿Qué tipo de proyectos desarrollan para los niños?
Nelia: Organizamos actividades educativas y recreativas para niños, niñas y adolescentes en edades de siete a 15 años, dirigidas a su desarrollo integral, como son: la lectoescritura, nivelación escolar y educación artística, entre otros. También en las vacaciones tenemos campamentos de verano, donde les brindamos una opción de sano esparcimiento y recreación.

¿Cómo se benefician los adultos?
Elisabeth: A través de los proyectos  de talleres de capacitación profesional  del Centro Colaborador del Instituto de Formación Técnico Profesional (Infotep) , quienes ofrecen cursos de  electrónica, informática, contabilidad y venta. En horario nocturno.

En el mes de agosto tendremos una nueva vertiente del proyecto con Cenapec, que tendrán bajo su responsabilidad la alfabetización de adultos que por alguna razón no han podido estudiar y para los jóvenes que deseen retomarlo. Esto será sabatino.

Para las madres, fruto del entusiasmo y la aceptación de un grupo  de mujeres que realizan trabajo de bisutería, surgió la idea de crear la cooperativa de producción y servicios múltiples “Mujeres en Camino”  (Coopmca), que ha iniciado su producción en 2009 con distintas colecciones: playera, veraniega y citadina.

¿De quién reciben  ayuda?
Mijo: Del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Ministerio de Educación y la Fundación Brugal, a través de proyectos y concursos; de instituciones como las embajadas de Francia, de Gran Bretaña; Air France, la JICA, Grupo Ámbar, Orange Dominicana, Sigma Alimento  y otros sectores privados. Nuestro  más reciente proyecto ha sido el libro de fotografías Ciudad Colonial: Santo Domingo, editado por Nelia Barletta y Francina Lama de Barletta, cuyos fondos serán destinados a la fundación.

¿Qué significa para ustedes haberse involucrado en este proyecto?
Nelia: En estos diez años de labor ininterrumpida hemos visto y vivido el impacto que hemos tenido en la vida de los niños, los hemos visto crecer, revelarse, descarrilarse, volver a integrarse. Me siento conforme con los frutos de nuestro trabajo, el cariño y la aceptación  que hemos tenido de la comunidad.

Mijo: La fundación me ha cambiado la vida, he descubierto una parte de República Dominicana que no conocía y me he acercado más a su realidad. Uno no puede imaginarse la vida que llevan las familias de estos barrios marginados, si no vive su día a día.

Elisabeth: Es difícil por tantos años compartir el mismo norte, pero las tres con perseverancia, consistencia y coherencia hemos logrado hacer realidad nuestro accionar.

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