– Todos los días: Se podría decir que eres un tanto neurótica, pero ¿quién quiere vivir en una casa sucia? Te gusta ver todo limpio y en orden, y para lograrlo en tu casa debes ponerte en eso todos los días. Además, limpiar es una forma de terapia para ti, te ayuda a relajarte y a estar tranquila.
– “Ahorita”: A la hora de limpiar eres una experta en procrastinar. Buscas cualquier excusa y lo dejas para último, solo para darte cuenta de que no era tan difícil como pensabas. Siempre estás excusándote con tus visitas por el “desorden”.
– No limpias Pt. I: Tienes el privilegio de tener a una señora que limpie tu casa – por lo que nunca agarras ni una escoba. Siempre y cuando la señora de limpieza mantenga todo como te gusta, no hay problemas.
– No limpias Pt. 2: No limpias – para nada. De vez en cuando viene tu mamá y limpia, pero la verdad es que pareces salida de la serie Hoarders. Recuerda que una casa limpia es una mente limpia, y ocúpate de vivir en un ambiente más pulcro y organizado.
– Ojos que no ven: Tu forma de limpiar es simple, escondes todo abajo del sofá, en los armarios de la cocina, etc. Esto es más desorganizado que sucio, pero igual de impráctico. Fija un lugar para cada cosa y así no tendrás que preguntarte donde lo pusiste la última vez que “limpiaste”.
