El colectivo Quintapata -Pascal Meccariello, Raquel Paiewonsky, Jorge Pineda y Belkis Ramírez- presenta su última producción en la Bienal de la Habana, como representación de la República Dominicana en el prestigioso encuentro internacional.
Desde el pasado 11 de mayo, y hasta el próximo 11 de junio, este colectivo de arte ha puesto en marcha el proyecto de vídeo-instalación «ADN», obra que aborda las imposiciones sociales versus la relación que tenemos con nuestra propia consciencia y las necesidades, deseos o impulsos, que individual o colectivamente se manifiestan.
La pieza cuestiona las reglas de etiqueta y protocolo. De manera particular alude al uso del chicle, querido y odiado, que ha servido por décadas como recurso para la higiene bucal, la salud mental o la diversión. Pero una vez extraído todo su sabor se convierte en un problema, que se resuelve al colocarlo bajo las mesas o las butacas, marcar para siempre lugares comunes e insólitos dentro del espacio público y dejar con ellos una constancia de la presencia humana en el lugar, donde queda su ADN.
La propuesta consiste en la proyección de cuatro videos, cada uno en una pared de un cuarto, en los cuales, mujeres y hombres nos explicarán las reglas de etiqueta y protocolo para el uso del chicle, tanto en el ámbito privado como en el público. Quintapata ha invitado a los destacados actores María Castillo, Paula Disla, Josué Guerrero y Henry Mercedes para desempeñar esos roles. Durante la bienal, se requiere que los visitantes consuman uno o más chicles, mientras visitan el cuarto de proyecciones. Será un lugar abierto donde las personas podrán circular, escuchar los instructivos y socializar con absoluta libertad. Cuando los invitados quieran retirarse del salón, deben dejar el chicle portador de su ADN, sobre las imágenes proyectadas. Esta suma de chicles irá creando una textura sobre la pared, una intervención sobre estos rostros, que los irá deformando paulatinamente y a la vez sumando una nueva visión.
