En un período de campaña electoral, el gobierno generalmente hace esfuerzos y sacrificios internos para evitar que determinados ajustes económicos se le apliquen a la población y que esto implique un voto de rechazo.Sin embargo, la decisión de no aplicar aumentos o ajustes a los precios de determinados bienes y servicios públicos, implica un mayor deterioro de las finanzas públicas, generando más déficit y provocando, a la larga, mayores costos a la hora del inevitable “reajuste de lo que no se había ajustado”.
Eso fue lo que ocurrió en gran medida en el país con los precios de los combustibles, que el gobierno los mantuvo congelados durante los últimos meses. También con la tarifa eléctrica, que el gobierno prefirió dar por terminado antes de tiempo el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, con tal de no aplicar un aumento tarifario que de seguro le habría costado el triunfo al candidato oficialista.
A eso se agregan las preocupantes cifras de aumento de la deuda pública y del déficit operativo del Estado durante los primeros meses de este año. Informes que dan cuenta de un déficit por el orden de los RD$60,000 millones y que ninguna autoridad desmintió, pero que nadie reclamó explicaciones, debido a que los datos provenían de técnicos del partido de oposición en plena campaña electoral, por lo que la sociedad vio esas alarmantes cifras como meros instrumentos políticos para atacar al Gobierno.
Ahora que terminó el proceso de campaña electoral, y que ya el candidato del Gobierno ganó las elecciones, será preciso observar cuál será el comportamiento administrativo del Estado en los próximos tres meses de transición hasta la asunción del nuevo presidente el 16 de agosto. Es posible que el presidente saliente continúe retrasando ajustes impopulares durante ese período para salir con una buena imagen y dejarle las decisiones impopulares al nuevo presidente.
Entonces, es preciso que la gente se prepare, pues lo que viene en el último cuatrimestre de este año no será nada fácil. Estaremos de ajustes en ajustes, pues todo apunta a que el presupuesto se agotará antes de tiempo y será necesario asumir más sacrificios fiscales.
