Bienal convierte a La Habana en museo a cielo abierto

Ciento ochenta artistas plásticos de 43 países y miles de aficionados al arte, entre ellos más de 1.000 estadounidenses, han convertido…

Ciento ochenta artistas plásticos de 43 países y miles de aficionados al arte, entre ellos más de 1.000 estadounidenses, han convertido a La Habana en una urbe llena de color, instalaciones, performance y pinturas a partir de esta semana.

Tras su apertura, la XI Bienal de La Habana ha tenido una buena cantidad de proyectos callejeros que van desde la colocación de titánicas hormigas trepando por edificios emblemáticos, hasta intervenciones en el Malecón, grafittis y la presentación de chef estadounidenses «cocinando» en vivo y directo con colegas cubanos.

«El arte es instrumento para la indagación y el cuestionamiento… no es sólo pasatiempo de las élites», dijo uno de los directivos del evento, Rubén Fernández, quien destacó el deseo de los organizadores de tener muestras tradicionales en las galerías de la ciudad, pero también mucha actividad en las calles.

En esta edición, que transcurrirá hasta el 11 de junio, el lema gira en torno a «Prácticas artísticas e inserción social».

Creada en 1984 la Bienal, que en algunas ocasiones se convirtió debido a la falta de recursos o dificultades organizativas en trienal, es uno de los principales foros de encuentro entre creadores del tercer mundo, por lo que paulatinamente ha ido llamando la atención de los expertos de Estados Unidos, primer mercado mundial de arte ávido de descubrir otras poéticas visuales.

Jorge del Valle, director del Consejo de las Artes Plásticas de Cuba, indicó que al menos 1.300 personas procedentes de Estados Unidos, entre expertos, curadores, críticos o aficionados y coleccionistas de artes, están solicitando acreditación para participar de la Bienal. La isla no mantiene relaciones diplomáticas con el país, con el que lleva una rivalidad política de más de cinco décadas. También destacó la presencia de latinoamericanos y caribeños, con todos los países de la región menos Uruguay representados; así como la asistencia de más de una docena de africanos menos conocidos. El colectivo dominicano Quintapata, tambien forma parte de esta bienal.

«Es un esfuerzo enorme hacer la Bienal… que tanta gente se sume es porque pasa algo, genera una mirada al arte, una visibilidad de los que no tenían voz», indicó Del Valle al explicar además que el encuentro «no renuncia a la vocación social del arte» y se inserta en las calles y las barriadas populares.
Entre los invitados están el polémico performero austríaco Herman Nitsch, la argentina Mónica Millán, el mexicano Gabriel Orozco, el estadounidense Andrés Serrano, el proyecto rusoestadounidense de Ilya y Emilia Kabakov y desde India T.V Santhosh, entre otros.

Por la parte anfitriona están Roberto Fabelo, «Los Carpinteros», Sandra Ramos, Juan Roberto Diago, Manuel Mendive y Carlos Garaicoa.

Algunos de los proyectos locales muestran la realidad que vive Cuba, como uno titulado «La caza del éxito», una muestra del Centro de Desarrollo de las Artes Visuales que trabajará según su curador Nelson Herrera la nueva estética popular cubana desde los carteles de los trabajadores independientes del Estado —una política recientemente lanzada por las autoridades para la iniciativa privada— hasta algunos de los objetos decorativos domésticos que van construyendo a los isleños de hoy.

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