Cleptomanía, ser “amigo” de lo ajeno

Muchas personas tienden a hablar de la cleptomanía, aunque de alguna u otra forma se trata de una patología desconocida para la mayoría de ellas.

Muchas personas tienden a hablar de la cleptomanía, aunque de alguna u otra forma se trata de una patología desconocida para la mayoría de ellas. Precisamente por tal motivo, es frecuente escuchar bromas o historias relacionadas con este tema.

Pero lejos de lo que se pueda pensar, la cleptomanía es una enfermedad sumamente seria que, para aquellos que la padecen, poco tiene de gracioso. Esto es así, porque algunas de las más importantes interpretaciones psicoanáliticas asocian este trastorno con la necesidad inconsciente de recuperar unas pérdidas que se remontan a la infancia.

La cleptomanía no es un juego. Los expertos la definen como una grave enfermedad que puede afectar a los adolescentes y a los adultos. En algunos casos son situaciones aisladas, mientras que en otras son más recurrentes y difíciles de manejar. Los cleptómanos roban en los supermercados, tiendas, en los centros comerciales y hasta en las casas de amigos y familiares. Los objetos robados, en la mayoría de los casos, no tienen mucho valor y muchas veces ni los necesitan. A veces sí se trata de objetos lujosos y caros, pero el individuo afectado no les otorga el valor que tiene y termina escondiéndolo, tirándolos o devolviéndolos.

Según los especialistas es importante diferenciar la cleptomanía y el ladrón. señalando  que el cleptómano no hace uso de lo que roba, mientras que el ladrón roba para hacer uso de lo que roba, es decir, de lo substraído. Ahora bien, algunos ladrones son cleptómanos.

Causas del trastorno

A primera vista es difícil poder identificar si se sufre de cleptomanía o no hasta no conocer las causas que llevan a las personas a hacerlo. La gran mayoría de los individuos que hurtan objetos tienen razones y motivaciones muy diferentes a las personas que sufren de cleptomanía.

Virginia Pérez, sicóloga clínica y terapeuta sexual y de pareja del Centro Vida y Familia Ana Simó, explica que las personas con este trastorno son conscientes de que se trata de un acto equivocado, pero el sentimiento de bienestar y gratificación que sienten al cometer el hecho es más fuerte que ellos, aunque para muchos, es completamente ilógico que lo hayan hecho y no entienden la razón de su comportamiento.

La evidencia científica demuestra que en muchos pacientes la cleptomanía empieza alrededor de los 20 años. No se conocen las causas de esta enfermedad, pero se sabe que es un desorden psicológico asociado con desórdenes obsesivo-compulsivos y desórdenes adictivos.

Algunas personas argumentan que esta condición está relacionada con la serotonina, que es una sustancia química en el cerebro encargada de las emociones y que regula el estado de ánimo. Prevenir la cleptomanía es una tarea extremadamente difícil ya que no se conocen las causas que la generan. Lo que sí se sabe es que se puede tratar efectivamente.

De acuerdo  con la experta Virginia Pérez,  para  que los cleptómanos logren un estado de “bienestar” deben primero de crear conciencia de que tienen un serio problema  para luego ser tratado con terapias psicológicas y psiquiátricas  o ser medicados si se requiere. De no tratarse  este trastorno podría generar  consecuencias sobre la persona que la sufre, ya que su entorno deja de confiar en ella, lo que conlleva a un gran rechazo social.

Características del cleptómano

Existen una serie de características propias que identifican a las personas cleptómanas. Entre las más destacadas, nos encontramos con: la realización de hurtos sin planificación previa, robar de forma repetida objetos que no poseen valor ni utilidad para el sujeto, sentimiento de presión que va en aumento mientras se hurta, sentimiento de alivio o relajación después de realizar el robo  y culpa o depresión,  ya que la persona es consciente de que su actividad es delictiva.

Ahora bien, más allá de definir la cleptomanía, es importante no perder de vista que como toda enfermedad genera sufrimiento, tanto en quien la padece como en quienes lo rodean. En ese sentido, lo primero que se debe hacer es asumir que se tiene un problema y enfrentarlo en conjunto sin marginar y culpar exclusivamente a quien padece la enfermedad. El apoyo de las personas cercanas es un factor importante en el pronóstico de mejoría; la búsqueda de un profesionista adecuado es otro elemento fundamental.

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