Tratamiento de mi apnea del sueño

Antes de entrar en el tratamiento, para finalizar el drama de mi caso, debo decirles que en el primer estudio se determinó que la arquitectura…

Antes de entrar en el tratamiento, para finalizar el drama de mi caso, debo decirles que en el primer estudio se determinó que la arquitectura de mi sueño fue marcadamente anormal, que solo dormí la mitad de tiempo de grabación, que la eficiencia de mi sueño estaba afectada en 49.2%, que la duración de mi apnea en un momento se prolongó a 53.2 segundos. Me hice repetir el estudio unos meses después en un hospital de Miami, que aún no fue concluyente.

Unos días después, vi a un experto en trastornos del sueño con quien se entrenaba mi hijo neumólogo en Rhode Island, le bastó oír mi historia por diez minutos para llamar a su secretaria y decirle que me facilitara por unos días una maquina de CPAP, que mantiene el conducto de la vía aérea superior mecánicamente abierto durante el sueño, mediante el suministro de aire a presión con un pequeño compresor. El aire, a presión positiva continua, va por una pequeña manguera flexible de 6 pies hasta una mascarilla que se aplica sobre la nariz, y que obliga al paciente a dormir con la boca cerrada.

Cuatro días después de dormir con el CPAP noté un cambio marcado, recuperando mi calidad de vida. Desde el 2002 esta máquina me acompaña a todas partes, y aunque al comienzo es difícil adaptarse a su uso, al final, como todo, uno se acostumbra.

El grado de presión del aire, que se mide en centímetros de H2O, varía con la magnitud de la obstrucción y la severidad de la apnea. En mi caso oscila entre 4,5 a 10 cm H2O. Hay máquinas que automáticamente ajustan la presión de acuerdo con los requerimientos de cada caso.

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