Narcisismo, más que amor propio es una enfermedad

Necesitados de adulación y reconocimiento, se sienten insuperables y especiales y -por lo mismo- las reglas no se aplican a ellos, por lo cual…

Narcisismo, más que amor propio es una enfermedad

Necesitados de adulación y reconocimiento, se sienten insuperables y especiales y -por lo mismo- las reglas no se aplican a ellos, por lo cual…

Narcisismo, más que amor propio es una enfermedad

Necesitados de adulación y reconocimiento, se sienten insuperables y especiales y -por lo mismo- las reglas no se aplican a ellos, por lo cual…

Necesitados de adulación y reconocimiento, se sienten insuperables y especiales y -por lo mismo- las reglas no se aplican a ellos, por lo cual demandan un trato preferencial. Por eso, ni pensar en hacer la fila del banco o esperar por un trámite. Si comenten un error, es in duda, responsabilidad de los demás, pero los éxitos son propios sin discusión.

Estas son algunas de las características de las personas narcisistas, quienes se sienten elegidas para estar en la cima de cualquier grupo humano y que se desploman ante cualquier crítica, guardando fácil rencor hacia quienes se atreven a impugnarlos.

Y aunque los especialistas advierten que no es fácil lidiar con ellos, aseguran que existen formas de mantener una buena relación con ellos, pero siempre guardando las distancias. Sin embargo, los narcisistas no disfrutan de relaciones saludables con otras personas porque generalmente son bajos en empatía y altos en hostilidad, especialmente cuando su imagen positiva es amenazada.

De acuerdo a la terapeuta sexual y de pareja Mirtha de León, las personas con estas características suelen tener una percepción exagerada de sí mismo, son egoístas, manipuladoras, egocéntricas y les gusta que las admiren.

En el caso de los hombres son una especie de don juan y tienen una necesidad psicológica y afectiva por el reconocimiento en todos los sentidos. La experta explica que existen muchas causas para que este trastorno se manifieste en muchas personas.

El abandono durante la infancia y pre adolescencia de parte de los padres, ser hijo o hija única, haber sido educado como un príncipe o princesa, que los padres hayan sido muy permisivos, que le haya faltado durante su desarrollo disciplina y control, son algunas de las causas para que una persona se convierta en narcisista.

Según De León, entre otras causas, se pueden citar, el que la persona se haya desarrollado en un ambiente en donde existían modelos de explotación a los demás y por lo que haya aprendido a manipular. También, dice que puede que sea producto de una baja autoestima, y traten de que haya un equilibrio siendo arrogantes.

Una de las razones por las que el paciente narcisista tiene que mantener una visión idealizada de sí mismo es que tiene un punto de vista grandioso sobre lo que debería ser. La divergencia entre “lo que realmente es” y lo que según él “debería ser”, le conduce a tener sentimientos muy dolorosos de vergüenza, humillación y fracaso.

Una gran paradoja

Sigmund Freud, quien introdujo el término narcisista en el sicoanálisis, sostenía que los sujetos narcisistas viven en una gran paradoja: necesitan mucho de los otros, pero son incapaces de aceptar su ayuda, son incapaces de mostrar un normal sentimiento de gratitud y devalúan al que les ofrece algo y la propia oferta, y la existencia de la envidia es incompatible con la de un yo grandioso.

La persona narcisista es incapaz de reconocer su envidia y utiliza el mecanismo de la devaluación de las cualidades de los otros para defenderse de su envidia y, de esa manera, aumentar su imagen grandiosa. La lógica que impera en estas persoans es la de la disyunción excluyente: “o yo o el otro”.

Para leer más entra a www.elcaribe.com.do

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Necesitados de adulación y reconocimiento, se sienten insuperables y especiales y -por lo mismo- las reglas no se aplican a ellos, por lo cual demandan un trato preferencial. Por eso, ni pensar en hacer la fila del banco o esperar por un trámite. Si comenten un error, es in duda, responsabilidad de los demás, pero los éxitos son propios sin discusión.

Estas son algunas de las características de las personas narcisistas, quienes se sienten elegidas para estar en la cima de cualquier grupo humano y que se desploman ante cualquier crítica, guardando fácil rencor hacia quienes se atreven a impugnarlos.

Y aunque los especialistas advierten que no es fácil lidiar con ellos, aseguran que existen formas de mantener una buena relación con ellos, pero siempre guardando las distancias. Sin embargo, los narcisistas no disfrutan de relaciones saludables con otras personas porque generalmente son bajos en empatía y altos en hostilidad, especialmente cuando su imagen positiva es amenazada.

De acuerdo a la terapeuta sexual y de pareja Mirtha de León, las personas con estas características suelen tener una percepción exagerada de sí mismo, son egoístas, manipuladoras, egocéntricas y les gusta que las admiren.

En el caso de los hombres son una especie de don juan y tienen una necesidad psicológica y afectiva por el reconocimiento en todos los sentidos. La experta explica que existen muchas causas para que este trastorno se manifieste en muchas personas.

El abandono durante la infancia y pre adolescencia de parte de los padres, ser hijo o hija única, haber sido educado como un príncipe o princesa, que los padres hayan sido muy permisivos, que le haya faltado durante su desarrollo disciplina y control, son algunas de las causas para que una persona se convierta en narcisista.

Según De León, entre otras causas, se pueden citar, el que la persona se haya desarrollado en un ambiente en donde existían modelos de explotación a los demás y por lo que haya aprendido a manipular. También, dice que puede que sea producto de una baja autoestima, y traten de que haya un equilibrio siendo arrogantes.

Una de las razones por las que el paciente narcisista tiene que mantener una visión idealizada de sí mismo es que tiene un punto de vista grandioso sobre lo que debería ser. La divergencia entre “lo que realmente es” y lo que según él “debería ser”, le conduce a tener sentimientos muy dolorosos de vergüenza, humillación y fracaso.

Una gran paradoja

Sigmund Freud, quien introdujo el término narcisista en el sicoanálisis, sostenía que los sujetos narcisistas viven en una gran paradoja: necesitan mucho de los otros, pero son incapaces de aceptar su ayuda, son incapaces de mostrar un normal sentimiento de gratitud y devalúan al que les ofrece algo y la propia oferta, y la existencia de la envidia es incompatible con la de un yo grandioso.

La persona narcisista es incapaz de reconocer su envidia y utiliza el mecanismo de la devaluación de las cualidades de los otros para defenderse de su envidia y, de esa manera, aumentar su imagen grandiosa. La lógica que impera en estas persoans es la de la disyunción excluyente: “o yo o el otro”.

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Necesitados de adulación y reconocimiento, se sienten insuperables y especiales y -por lo mismo- las reglas no se aplican a ellos, por lo cual demandan un trato preferencial. Por eso, ni pensar en hacer la fila del banco o esperar por un trámite. Si comenten un error, es in duda,  responsabilidad de los demás, pero los éxitos son propios sin discusión.

 Estas son algunas de las características de las personas narcisistas, quienes se sienten elegidas para estar en la cima de cualquier grupo humano y que se desploman ante cualquier crítica, guardando fácil rencor hacia quienes se atreven a impugnarlos.

Y aunque los especialistas advierten que no es fácil lidiar con ellos, aseguran que existen formas de mantener una buena relación con ellos, pero siempre guardando las distancias. Sin embargo, los narcisistas no disfrutan de relaciones saludables con otras personas porque generalmente son bajos en empatía y altos en hostilidad, especialmente cuando su imagen positiva es amenazada.

De acuerdo a la terapeuta sexual y de pareja Mirtha de León, las personas con estas características suelen tener una percepción exagerada de sí mismo, son egoístas, manipuladoras, egocéntricas y  les gusta que las admiren.

En el caso de los hombres  son una especie de don juan y  tienen  una necesidad psicológica y afectiva por el reconocimiento en todos los sentidos. La experta explica que  existen muchas causas para que este trastorno se manifieste en muchas personas.

El abandono durante la  infancia  y pre adolescencia de parte de los padres, ser hijo o hija única,  haber sido educado como un príncipe o princesa, que los padres hayan sido muy permisivos,  que le haya faltado durante su desarrollo disciplina y control, son algunas de las causas para que una persona se convierta en narcisista.

Según De León, entre otras causas, se pueden citar, el que  la persona se haya desarrollado en un ambiente en donde  existían modelos de explotación a los demás y  por lo que haya aprendido  a manipular. También,  dice que puede que sea producto de una baja autoestima, y traten de que haya un equilibrio siendo arrogantes.

Una de las razones por las que el paciente narcisista tiene que mantener una visión idealizada de sí mismo es que tiene un punto de vista grandioso sobre lo que debería ser. La divergencia entre “lo que realmente es” y lo que según él “debería ser”, le conduce a tener sentimientos muy dolorosos de vergüenza, humillación y fracaso.

Una gran paradoja
Sigmund Freud, quien introdujo el término narcisista en el sicoanálisis, sostenía que los sujetos narcisistas viven en una gran paradoja: necesitan mucho de los otros, pero son incapaces de aceptar su ayuda, son incapaces de mostrar un normal sentimiento de gratitud y devalúan al que les ofrece algo y la propia oferta, y la existencia de la envidia es incompatible con la de un yo grandioso.

La persona narcisista es incapaz de reconocer su envidia y utiliza el mecanismo de la devaluación de las cualidades de los otros para defenderse de su envidia y, de esa manera, aumentar su imagen grandiosa. La lógica que impera en estas persoans es la de la disyunción excluyente: “o yo o el otro”.

La convivencia en pareja es difícil

“Convivir e en pareja con un narcisista es muy difícil. En el caso de los  hombres son mujeriegos, infieles, no hacen vínculos, no se entregan ni se dan afectivamente, y mucho menos se comprometen a buscar un  cambio en su vida para mejorar.

Los narcisistas no buscan ayuda, según él o ella, su pareja  es quien la necesita.

Desgastan a la otra persona haciéndoles ver que es él o ella quien  tiene el problema y la tratan como un objeto sexual y no como a alguien con el mismo valor e  igualdad. En todo caso, para ambos existen sicoterapias que les permite mejorar, incluido el sicoanálisis”.

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