Introducción:

Considero un servicio útil y un deber el traer a la memoria, ahora en el tiempo de las elecciones de mayo 2012, orientaciones de la Conferencia Episcopal Dominicana, dadas a lo largo de estos últimos 50 años, orientaciones que, por otra parte, mantienen su vigencia.

En mi primera entrega al respecto, el sábado 28 de abril, toqué los siguientes cinco puntos:

1- Católicos: cómo deben actuar, como tales, en las elecciones.

2- Gobierno elegido: sobre sus  deberes.

3- Manchas: sobre el evitar manchar el proceso electoral con atropellos, violencias y muertes.

4- Convivencia: aunque haya una justa electoral, no se debe olvidar que no es una guerra electoral, que todos somos dominicanos y que la convivencia ha de seguir más allá de las elecciones.

5- Responsabilidad: se recuerdan bajo este título sus responsabilidades, que acompaña el tiempo de elecciones.

Ahora ofrecemos nueve orientaciones más de la Conferencia Episcopal Dominicana sobre la temática. Las fechas en que fueran emitidas las mismas, aparecen al final de cada texto.

1. Los obispos
“No faltarán entre nosotros quienes desearían que la Jerarquía Eclesiástica, nosotros los Obispos, saliéndonos de nuestra función y misión, marcásemos pautas concretas políticas -y las impusiésemos a la feligresía. El Documento sobre la “justicia en el mundo” del Tercer Sínodo Mundial de Obispos responde claramente a estos deseos: “No pertenece a la Iglesia, en cuanto Comunidad Religiosa jerárquica, ofrecer soluciones concretas en el campo social, económico y político para la justicia en el mundo. Los laicos, sin embargo, de la Iglesia, en cuanto miembros de la sociedad civil tienen el derecho y la obligación de buscar el bien común como los demás ciudadanos”  (1978).

2. Manipulación
“Todo lo que precede nos lleva ahora a tocar brevemente un punto que no queremos pasar por alto: la instrumentalización y relativización de la Iglesia en nuestros días. Con demasiada frecuencia, en nuestro mundo actual, no interesa la santidad de la Iglesia sino su influencia y poder social, para utilizarlo o contrarrestarlo. Influenciados los hombres por la técnica, que busca controlar el mundo a través de los medios más eficaces, todo lo quieren manipular y controlar hoy. Por otro lado, politizados los más hasta grados extremos, todo lo quieren convertir, aun los valores más sagrados, en elementos de táctica y estrategia política.

En este contexto, la iglesia no ha escapado al fenómeno y ha pasado a ser, por su capacidad de influencia, algo muy codiciable para todos. Unos la buscan para emplear su fuerza social en el logro de sus empeños revolucionarios y otros acuden a ella para avalar así ante los hombres un modelo determinado o para silenciarla o dividirla con el fin de que no se destruya o entorpezca el modelo que propugnan o ya han establecido” (1978).

3. Los pobres
“Cualquiera que sea el partido y cualesquiera que sean los hombres que asciendan al poder en virtud del triunfo obtenido en la justa electoral de mayo, la defensa y promoción de los pobres, la atención eficaz a sus graves necesidades en la sustentación, vivienda, salud, educación, recreo, seguridad social y empleo, deberá ser prioridad indiscutible de todos los planes de Gobierno y meta clara de sus principales acciones” (1982).

4. Desinterés
“Notamos que la mayoría de nuestro pueblo, sano y sensato, agobiado y paciente, está hoy tan preocupado de los males que nos afligen que lo único que desea es la solución real de tales males. Consecuentemente percibimos una buena dosis de suspicacia y cierto desinterés hacia las fórmulas que se le ofrecen y aun hacia los partidos y candidatos que las sustentan.

Semejante actitud -gravísima- debe golpear fuertemente la conciencia de todos los candidatos; debe ser tenida muy en cuenta por todos los partidos contendientes; y carga, sobre todo, de responsabilidad a los que salgan favorecidos en las urnas” (1982).

5. Seis peticiones
Queden “muy claras algunas peticiones que están en la mente y en la razón de todos:

a) que esta parte final de la campaña electoral sea ejemplo de cordura, civismo, respeto mutuo y dignidad.

b) que la concurrencia a las mesas electorales y la emisión del voto sea modelo de responsabilidad y orden el mismo día de las elecciones.

c) que el conteo y publicación de votos parcial y total no deje lugar alguno a la más mínima duda sobre la limpieza del proceso electoral en esta fase final decisiva.

d) que el resultado de las elecciones sea divulgado sin dilación alguna, lo más pronto posible, y sea aceptado por todos con grandeza de ánimo. Sin excesos provocadores por parte de los triunfantes y sin acusaciones falsas o baladíes y sin rencor por parte de los demás.

e) que una vez instaurado el nuevo gobierno todas las fuerzas de la nación, sin distinción de ninguna índole, pongan en movimiento todos sus recursos humanos y naturales al servicio de todos los dominicanos.

f)
que los que asuman el poder en la próxima gestión gubernativa den el alto ejemplo de no remover, por razones políticas, de sus puestos a las personas que están desempeñando su función con la seriedad y competencia”  (1982)

6. Candidatos
“El derecho a presentarse como candidato a un cargo electivo no conlleva el ser elegido. La voluntad mayoritaria de la Nación es la que decide. Los vencidos deben sentirse tan comprometidos e involucrados como los vencedores en el bien común de la Nación” (1986).

7. Sólo ascender
“No son pocos los que conciben el partido político como un modo de ascender y de conseguir rápidamente poder, honor y dudosas riquezas o simplemente como un modo de conseguir empleo o semiempleo.

Los partidos políticos no son fórmulas, de acuerdo a una ideología concreta, para resolver los problemas personales de los que integran el partido, sino para resolver los problemas sociales, políticos y económicos de la Nación. Su primordial responsabilidad, según esto, es el bien común de la Nación y de ninguna manera el bien particular de sus partidarios. A los cargos electivos y a los puestos necesarios no deben ir los ineptos, los egoístas, los ambiciosos, los corruptos, los irresponsables sino solamente los capacitados, eficientes y dotados de un alto espíritu de servicio y entrega al bien común.

Usar el partido para simplemente premiar a los que se han destacado de algún modo o con alguna acción, es pervertir la naturaleza del partido político y traicionar a la Nación. Es una grave inmoralidad. Es reforzar el egoísmo humano”  (1986).

8. Políticos católicos
“Con el Concilio Vaticano 11 (Véase “Gaudium et Spes”, núm. 75) exhortamos a todos los católicos, ‘que sean o puedan llegar a ser capaces de ejercer ese arte tan difícil y tan noble de la política’, se postulen a cargos electivos y se consagren, desde ellos, con sinceridad y rectitud, con caridad y fortaleza política al servicio de todos” (1986).

9. Programas concretos
“Creemos en las posibilidades productivas y económicas del País; en las capacidades adquiridas de muchos dominicanos; en el espíritu de laboriosidad y honestidad de la mayoría; y en las reservas morales del pueblo en general.
Lo que hay que hacer es procurar que la maldad y debilidad humana no destruyan todo esto; que una política torcida o improvisada no lo perturbe todo; y que políticos egoístas e irresponsables, impreparados u orgullosos, no arruinen hasta la esperanza.

Dejando, pues, a un lado las promesas fáciles y los discursos demagógicos, los partidos políticos deben preparar y presentar a 1a Nación programas concretos de acción en orden a superar las dificultades existentes y a ir logrando el deseado bienestar, desarrollo y dignidad de todos, especialmente de nuestras mayorías sufrientes y empobrecidas” (1986).

CONCLUSIÓN:

CERTIFICO que tanto las cinco orientaciones dadas en mi primera entrega como las nueve presentes son citas textuales de documentos del conjunto de Obispos dominicanos ofrecidas a lo largo del tiempo.

DOY FE, en Santiago de los Caballeros a los tres días del mes de mayo del año de Señor 2012. l

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