Y el premio Casandra es para: Fausto Rojas

¿En qué momento llegaste a la convicción de que vivirías de la actuación? Desde muy joven me llamaba…

¿En qué momento llegaste a la convicción de que vivirías de la actuación? Desde muy joven me llamaba mucho la atención el mundo de la actuación. Es cuando entonces mi madre me lleva a la escuela. Me convencí de que esto sería lo mío, para siempre, cuando estando allí vi lo que era y comencé a actuar. Además, a medida que pasan los años, el estar en este mundo hace que te enamores cada día más de él.

Los trabajos que han marcado tu carrera son…  Todos de una u otra forma lo hacen, pero si tengo que mencionar alguno, creo que la obra “Confesión de una máscara”, pues fue un trabajo bastante profundo y bien acabado. De igual forma, “La casa de San Juan”, una película que se va a estrenar próximamente. Quizás he hecho pocas cosas al momento, pero no tengo prisa, prefiero hacer solo diez obras o películas, pero que sean buenas, que el público salga satisfecho.

¿A qué clase de preparación psicológica, física y emocional te sometes antes de actuar? Yo siempre trabajo y me entreno a favor de cada uno de los personajes que interpreto. No me gusta verme «a mí mismo» en escena, ya que el fin es transmitir las características de otro personaje. En “Confesión de una máscara”, me pasó algo súper interesante: parte del público esperaba mi salida cuando ya tenía más de diez minutos en escena. Eso me gustó, logré desdoblarme como actor.

¿Cuál es tu criterio para seleccionar proyectos? En cine es un poco complicado y más aquí, que está en crecimiento, pero gracias a Dios siempre me han llamado para proyectos muy particulares e interesantes. Eso me encanta. En cuanto al teatro siempre he tenido la oportunidad de participar en la producción e incluso como dramaturgo, por lo que la elección no ha sido tan difícil (risas).

Según tu experiencia ¿Qué es lo mejor del cine y del teatro? Lo mejor del cine es que tienes la posibilidad de construir un personaje que pueden llegar a verlo más de 300,000 personas; te proyecta en el medio, uno trasciende como actor. Del teatro, lo mejor es la sensación de estar en escena, en vivo ante un público y llevarle esa atmósfera teatral; convencerlos de que es un personaje que está en el escenario no uno mismo.

¿Te gusta más el teatro o el cine? A mí me gusta actuar.

Una razón por la cual haces este trabajo… Es lo que alimenta mi espíritu, lo que más me gusta y lo único que sé hacer. Es un veneno que habita en la piel.

¿Hay algún papel que no hayas interpretado y tengas “entre ceja y ceja” hacer algún día?  Sí, lo tengo en la mira. Es un hijo de un gran personaje de la historia dominicana. Si se llega a consolidar el proyecto, sabrán de quien se trata más adelante.

¿Alguna escena o personaje que no interpretarías nunca por cuestiones morales, principios o sencillamente tabúes personales? Puede ser, aunque como actor uno no puede ser tan exigente. Por ejemplo, mi familia no estuvo de acuerdo cuando decidí participar en la película “Código 666”, la del caso Llenas Aybar, sin embargo, lo hice.

¿Te identificas con algún personaje de los que has interpretado? Algunos tienen momentos de identificación, por ejemplo en “Confesión de una máscara” yo me identifica mucho con la seguridad y filosofía de personaje. Más que con la personalidad en general del personaje es con detalles del mismo que uno asocia similitudes.

Talento o esfuerzo. ¿Qué consideras que tiene más importancia? Ambos son una especie de diamante que hay que pulir. El talento es de vital importancia, pero una persona que ponga mucho empeño, y que no tenga quizás mucho talento, puede llegar a hacer un trabajo sorprendente.

¿Qué es lo más complejo de esta carrera? El proceso de producción y el público, lograr que vayan al cine o al teatro.  

Siempre existe ese alguien que nos inspira, que nos empuja hacia adelante. ¿A quién o  a quiénes admiras en tu profesión? Aquellos que han asumido el riesgo de vivir de la actuación. La gran cantidad de actores que han pasado mucho trabajo y han arriesgado su vida, pero que al final han llegado a la cima. Un claro ejemplo es  Robert De Niro; me da fuerzas para seguir hacia adelante.

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